Hezbolá, la peor pesadilla de Israel
Hezbolá, antaño descalificada como una banda desorganizada de terroristas antiisraelíes y antioccidentales, se ha convertido ahora en la peor pesadilla de Israel. El grupo proiraní está decidido a acabar con 21 años de ocupación israelí al sur de Líbano y sus combatientes están dispuestos a matar o a morir en el intento.El escaso armamento de Hezbolá, entre el que hay fusiles de asalto AK-47 de fabricación rusa, es una minucia comparado con el arsenal de que disponen los soldados israelíes. Pero, alentado por el fervor islámico y el profundo odio a su vecino del sur, Hezbolá, que significa Partido de Dios, es un mortal enemigo de los mil israelíes que patrullan el último frente bélico árabe israelí activo.
"Nuestra mayor fuerza es nuestra voluntad. Nuestros hermanos piensan en la otra vida. Cuando tu objetivo es el martirio, no hay obstáculos, incluida la muerte", dice Amar, uno de los jefes de Hezbolá en el sur.
Las represalias del Ejército israelí por los dos ataques de la pasada semana, que costaron la vida a siete israelíes, no amedrentan a los milicianos de Hezbolá. "Todas las amenazas que lanza el enemigo no cambiarán la agresiva naturaleza de su ocupación o la naturaleza de la resistencia y su capacidad", señala Husein Jalil, un alto responsable del grupo.
Creado después de la invasión israelí de 1982, el grupo shií fue calificado entonces como una simple chusma y ahora cuenta con un brazo político y un ejército con varios miles de efectivos.
Irán les proporciona armas, incluidos misiles anticarro Sagger. Las armas son pasadas a través de Siria, el poderoso vecino de Líbano, que ve a Hezbolá como un instrumento para forzar un acuerdo de paz que pudiera sacar a Israel de los altos del Golán.
Los ataques suicidas de los primeros tiempos han sido sustituidos por ataques con bombas hechas estallar mediante control remoto, lo que ha forzado a los israelíes a recurrir en la zona a la fuerza aérea más que a la terrestre.
El año pasado, el grupo mató a 21 soldados israelíes, lo que en Israel provocó llamamientos a favor de la retirada "del barrizal del sur de Líbano", la franja de 15 kilómetros de ancho que Israel estableció a lo largo de la frontera para protegerse de potenciales ataques de la guerrilla.
Benjamín Netanyahu ha manifestado que el Ejército está dispuesto a cumplir una resolución de la ONU de 1978 y retirarse, pero sólo si el Gobierno libanés garantiza la seguridad de sus fronteras. Líbano y Siria han rechazado la oferta y han exigido la retirada incondicional israelí. Hezbolá ha dicho que, mientras no haya retirada, continuará su "sagrada lucha" contra el enemigo del sur.
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