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"Chirimbolos"

JUANJO GARCÍA DEL MORAL ¡Un chirimbolo abierto! La sorpresa ha sido mayúscula. Uno de esos horrendos elementos del llamado mobiliario urbano que desde hace unos años afean las calles y plazas de Valencia, que incluso dificultan el paso a los peatones, y cuya única finalidad conocida, al menos hasta ahora, parecía la de ser meros soportes publicitarios, ha abierto su persiana para vender chucherías. Los chirimbolos comenzaron a poblar nuestras aceras poco tiempo después de que la derecha accediera al poder municipal en Valencia. Y con notable polémica, dadas la escasa utilidad y el diseño decimonónico de esas columnas y de los otros elementos de mobiliario urbano que eligió el PP y que plantó una empresa, privada, naturalmente. Se dispusieron columnas de tamaño diverso. En su mayor parte eran cilindros destinados simplemente a la colocación de paneles publicitarios. Pero algunos de estos elementos eran más grandes, tenían como un añadido con persiana, porque estaban preparados para albergar quioscos -así lo indican los rótulos que llevan incorporados- o pequeños bares urbanos. Algunos pensaron que, puestos a tener que tragar con esos trastos en nuestras calles, mejor si se les confería alguna utilidad, si cobraban vida alzando sus persianas para exponer y vender periódicos y revistas, refrescos y chucherías. Pero el tiempo pasaba y las persianas seguían cerradas a cal y canto. Las sospechas iniciales -ya saben, que todo es una excusa para que alguien haga un buen negocio- se confirmaban. Estaba claro que se trataba sólo de soportes publicitarios colocados para el exclusivo provecho de una empresa privada que ocupa y afea el suelo público con el beneplácito del Ayuntamiento. Pero de repente, ayer, uno de esos chirimbolos alzó su persiana. Parece que no es la primera vez que sucede, pero me dicen que es muy raro ver abierto el quiosco, porque no es rentable. Y eso que está ubicado en una céntrica calle. También me dicen que es el único que ha sido adjudicado. Pero la autoridad municipal no sólo no parece preocupada por este indudable fracaso, sino que permite la colocación de más chirimbolos. ¿Dónde está el negocio?

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