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CONFLICTO EN ORIENTE PRÓXIMO

El último amigo de Israel

Benjamín Netanyahu ha ido cerrándose todas las puertas de los países árabes. La política de acercamiento al mundo árabe iniciada por el exprimer ministro laborista Isaac Rabin, e impulsada con fuerza gracias al proceso de paz y la firma de los Acuerdos de Oslo, tiene su contrapunto en la política exterior del actual Gobierno, que ha conseguido en poco menos de tres años enemistarse con la practica totalidad de los países árabes a los que el anterior jefe de Gobierno consiguió aproximarse.El acuerdo de paz con Egipto, firmado el 26 de marzo de 1979 por el presidente Anuar El Sadat y el primer ministro israelí Menajem Begin, se ha convertido con la llegada de Netanyahu al poder en una "paz fría", que amenaza con congelarse definitivamente si prospera la iniciativa planteada hace pocos días en el Parlamento de El Cairo por un diputado independiente, Ahmed Yehia, quien ha presentado un proyecto de ley en el que se pide la revocación del pacto.

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Las relaciones de amistad y cooperación entre Israel y Marruecos, en tiempos de Rabin inmejorables, están también bajo mínimos provocando la inactividad de la oficina de Intereses Comerciales que Rabat y Tel Aviv pusieron en pie hace cuatro años.

El rey Hassan II no quiere oír hablar de Netanyahu y se niega a recibirlo a pesar de los reiterados intentos. El presidente tunecino Zine Ben Ali ha adoptado una política similar, lo que obliga al representante israelí, afincado en Túnez, a continuar viviendo en una habitación de un céntrico hotel, sin derecho a oficina.

No hay futuro para estas relaciones comerciales-diplomáticas, como tampoco lo hay para algunos de los países del Golfo a los que Rabin logró enviar representantes. En medio de este panorama, Israel sólo mantiene el puente con Jordania y la delegación en Mauritania, que "no hemos cerrado por que se ha convertido en un símbolo", aseguraba un diplomático de Jerusalén.

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