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Grecia refuerza la seguridad en la frontera turca ante la creciente tensión por el "caso Ocalan"

Juan Carlos Sanz

ENVIADO ESPECIALLa captura del líder de la guerrilla kurda, Abdalá Ocalan, ha desatado una nueva escalada de la tensión entre Turquía, que ha anunciado "medidas de autodefensa" tras acusar a Atenas de "dar cobijo al terrorismo", y Grecia, que ayer confirmó que había "reforzado la vigilancia" en la frontera turca y en las islas del mar Egeo ante un eventual incidente con Ankara. Mientras, miembros del Parlamento kurdo en el exilio pedían por carta al Papa que medie ante el Gobierno turco para evitar el ahorcamiento de Ocalan.

No es la primera vez que Grecia y Turquía, teóricamente aliados en el seno de la OTAN, elevan el tono de sus disputas sin llegar al enfrentamiento armado. Por el momento, ni siquiera se ha producido una retirada de embajadores o un intercambio de quejas diplomáticas. Pero Ankara parece más que dispuesta a no desaprovechar ahora la ocasión de vengarse de las continuas zancadillas que Atenas le ha puesto en su difícil camino hacia la integración en la Unión Europea (UE).El precio que los turcos quieren hacer pagar a Grecia no es otro que el desmantelamiento de las bases que el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) supuestamente mantiene aún en territorio heleno. El proceso abierto ya por los tribunales antiterroristas contra Ocalan -acusado formalmente de "alta traición", un delito que acarrea la pena de muerte en Turquía, que debe ser ratificada por el Parlamento y por el presidente- será sin duda el escenario propicio para ventilar esas imputaciones.

Los servicios secretos de Ankara se han encargado ya de filtrar a través de algunos periódicos fragmentos del interrogatorio policial del líder kurdo en los que Ocalan reconoce haber recibido armas de Grecia. Ayer mismo se aireaba que el PKK se sirvió de sus redes de apoyo grecochipriotas para blanquear dinero procedente del narcotráfico.

En cualquier caso, la detención de Ocalan el pasado día 15, poco después de haber salido de su refugio en la Embajada griega en Nairobi, no ha sido más que el detonante de la contenida ira de los dirigentes de Ankara por los portazos recibidos en la UE. En el mismo avión en el que regresaba de su viaje oficial a Filipinas el presidente turco, Suleimán Demirel, pedía una condena internacional para Atenas: "Grecia apoyó los asesinatos de inocentes en Turquía, y las manos que apoyan el asesinato de inocentes también están manchadas de sangre". La prensa turca no dudó a la hora de colocar el titular: "Ultimátum a Grecia".

El Gobierno de Atenas pareció tomarse en serio la advertencia y reunió inmediatamente al Consejo de Defensa y Asuntos Exteriores bajo la presidencia del primer ministro, Costas Simitis. El portavoz del Ejecutivo, Dimitris Reppas, precisó ayer que se habían tomado "medidas para reforzar la vigilancia" en la frontera y en las islas del Egeo ante un posible "incidente" con Turquía. Una cadena de televisión había informado la víspera de movimientos de tropas en ambos sectores. Pero la presión turca ya se había hecho sentir antes. Tres ministros griegos y el jefe de los servicios secretos pagaron con su dimisión por el escándalo de la detención de Ocalan.

En las calles de Berlín, mientras, ayer se manifestaron 10.000 kurdos en una marcha fúnebre en honor a sus tres compatriotas que murieron la pasada semana durante el asalto a la embajada israelí en Alemania. En Roma, miles de kurdos (25.000 personas, según los organizadores), procedentes de Francia, Alemania y Suiza fundamentalmente, marcharon en apoyo de Ocalan, informa . Además, miembros del Parlamento de Kurdistán en el exilio han hecho llegar un escrito al Papa en el que le piden que utilice "su autoridad moral para salvar la vida del líder kurdo".

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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