Nuevos combates en Kosovo en vísperas del plazo para un acuerdo
Serbios y albanokosovares se mantenían firmes en sus posiciones la víspera del vencimiento del nuevo ultimátum. No obstante, los serbios insinuaban una posible aceptación de "presencia internacional" y los mediadores se esforzaban para que los kosovares traguen el sapo de un acuerdo político sin referéndum sobre la independencia. Los combates continúan en Kosovo y decenas de fugitivos recorren las carreteras. Al mismo tiempo se agudiza el conflicto político entre Serbia y Montenegro.
Serbios y albanokosovares apuran las últimas horas de las negociaciones de Rambouillet ante el desenlace de la conferencia de paz que expira hoy, a las tres de la tarde. Por primera vez, el presidente de Serbia, Milan Milutinovic, insinuó ayer la posibilidad de aceptar una "presencia internacional" en Kosovo, aunque insistió en el rechazo al despliegue de fuerzas multinacionales bajo el mando único de la OTAN.Los países del Grupo de Contacto (Alemania, EE UU, Francia, Reino Unido, Italia y Rusia), promotores de la conferencia, se mostraban dispuestos a aceptar que esa presencia recibiera el aval expreso de una resolución previa del Consejo de Seguridad de la ONU y a poner en marcha mecanismos de coordinación con las fuerzas de la OSCE, pero no a cuestionar el mando único de la OTAN.
Anoche, la secretaria de Estado de EEUU decidió abandonar Rambouillet ante la dificultad de alcanzar un acuerdo. Un responsable de la delegación de EEUU se mostró pesimista sobre la posibilidad de evitar que el nuevo plazo expire.
Sin embargo, todo apunta a que a las tres de la tarde de hoy, la delegación serbia aceptará el texto autonómico, pero sin dejar de plantear objeciones a la propuesta militar. Los serbios, que no ocultan su propósito de obtener un nuevo plazo de negociación suplementario, han seguido hasta ahora la táctica de deslindar los dos terrenos. A esto se oponen los miembros del Grupo de Contacto, excepto Rusia.
Parece que los serbios pretenden presentar al término del plazo una situación confusa que plantee divisiones en el Grupo de Contacto y grandes dudas sobre la decisión. A expensas de los resultados de las intensas gestiones ejercidas anoche, la delegación albanokosovar -o mejor: los cinco representantes del denominado Ejército de Liberación de Kosovo (ELK)- mantenía ayer el rechazo a la propuesta política e insistía en la idea de un referéndum de autodeterminación. Los mediadores internacionales trataban de convencerlos de que el texto garantiza poder convocar un referéndum y, aunque no tenga carácter vinculante, se tomará en consideración en la conferencia internacional prevista tras los tres años de autonomía.
A poco más de 24 horas del vencimiento del ultimátum, se produjeron nuevos enfrentamientos armados en el norte de Kosovo, según confirmó la misión de verificadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). Al mismo tiempo, la amenaza de intervención armada de la OTAN contra Yugoslavia ha sacado a relucir las diferencias y tensiones latentes entre las dos repúblicas que forman el país balcánico, Serbia y Montenegro.
Los choques entre la guerrilla albanokosovar y las Fuerzas Armadas yugoslavas ocurrieron en las cercanías de los pueblos de Pantina y Okrastica, a unos 30 kilómetros al noreste de Pristina, capital de la provincia serbia de Kosovo. La OSCE declaró que duraron unas dos horas. El factor desencadenante fue el ataque de los guerrilleros separatistas contra un convoy del Ejército que pidió refuerzos. La llegada de vehículos blindados y dos carros T-55, que respondieron al fuego de los kosovares, provocó el combate. Los serbios informaron de la muerte de un hombre en un ataque del ELK contra un pueblo. Otras dos personas resultaron gravemente heridas. "Como usted ve, ellos [los de Rambouillet] no pueden detener la guerra", declaraba, resignado, un maestro kosovar.
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