Tres consejos comarcales piden a Vilalta la mejora de la línea Barcelona-Puigcerdà

Representantes de los consejos comarcales de Osona, el Ripollès y la Cerdanya se reunirán hoy en Madrid con el director general de Infraestructuras, Albert Vilalta, para pedir inversiones y fijar plazos para mejorar la línea ferroviaria Barcelona-Puigcerdà. La reunión llega dos meses después de que la Generalitat presentara un proyecto que cifraba en 24.500 millones de pesetas la inversión necesaria para mejorar este tramo ferroviario.

El proyecto presentado por el Departamento de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat prevé desdoblar la vía entre Barcelona y Vic y mejorar el enlace con la red de ferrocarriles franceses en la Tour de Carol. Esta inversión permitiría aumentar la velocidad comercial de los trenes hasta los 80 kilómetros por hora. Actualmente, en muchos puntos entre Ripoll y Puigcerdà, los trenes no superan los 30 kilómetros por hora. El alcalde de Ripoll y uno de los integrantes de la comisión que hoy viaja a Madrid, Eudald Casadesús, se queja de que "si la línea es segura es porque los trenes no superan los 30 kilómetros por hora". A pesar de las presiones de los alcaldes de la zona, las inversiones en esta línea han sido casi nulas en los últimos tres años. El tramo Vic-Puigcerdà cuenta este año con una partida de 250 millones de pesetas, cifra que los alcaldes consideran del todo insuficiente: "Si se quiere garantizar el futuro de la línea, es necesario que el Ministerio de Fomento se comprometa a asignar una partida de 6.000 millones en tres años", afirma el alcalde de Ripoll. El presidente del Consejo Comarcal del Ripollès, Jaume Vilarrasa, ha depositado mucha confianza en la reunión de esta mañana: "El director general de infraestructuras conoce bien nuestras necesidades y estamos seguros de que no se cerrará a las propuestas que le hagamos". La última inversión importante que se hizo en la línea sirvió para cambiar los raíles en diferentes tramos entre Ripoll y Puigcerdà. Una vez concluidas las obras, la mejoría fue casi imperceptible y los trenes tenían casi los mismos problemas a la hora de circular, lo que se traduce en una velocidad media que ha ido disminuyendo a lo largo de los años. Según un informe de Renfe, la velocidad comercial entre Ripoll y Ribes de Freser ha bajado de los 60 kilómetros por hora del año 1986 a los 30 del año 1998. Mientras el tramo entre Barcelona y Vic ha experimentado un gran aumento de viajeros con la inclusión dentro de la red de Cercanías, la continuación de la línea hasta Puigcerdà casi no lo ha notado y hace 10 años que se mantiene en una lenta línea ascendente de unos 2.500 viajeros diarios. Hace nueve años se llegó a temer por la continuidad de esta línea a causa de su escaso uso y del déficit económico que acumulaba. Los responsables de los consejos comarcales creen que la línea se mantuvo abierta por la presión de las instituciones y por el hecho de que la línea Barcelonan-Puigcerdà es, junto con la de Portbou y la de Irún, una de las pocas que cruza la frontera francesa. A finales del año pasado, el Ministerio de Fomento prometió 4.000 millones de pesetas para soterrar la vía a su paso por la ciudad de Vic.