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El Kremlin dice que Rusia actuará de acuerdo con sus intereses

Rusia actuará de acuerdo con sus intereses en la crisis de Kosovo. El problema es que esos intereses no parecen coincidir con los de los miembros de la Alianza Atlántica, decididos a lanzar una operación militar si la diplomacia fracasa. Moscú da a entender que sus relaciones con la Alianza quedarán heridas de muerte si un fracaso mañana en las conversaciones de Rambouillet se traduce en un ataque. En la expresión más multitudinaria hasta el momento de tal actitud, miles de comunistas, con su líder Guennadi Ziugánov al frente, se manifestaron ayer en el centro de Moscú, a las puertas del Kremlin y en la plaza Roja, para protestar contra los planes de la Alianza.Había muchos uniformes de militares en activo y retirados, con la habitual profusión de medallas en las solapas, retratos de Lenin y Stalin y una ausencia notable de jóvenes. No era, pues, una protesta demasiado representativa de la nueva Rusia, pero, no obstante, el mensaje lanzado a gritos y pancartas es compartido por la mayoría de la población: nada justifica una acción bélica aliada contra Belgrado.

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Ziugánov, que dirige el principal partido ruso, urgió al primer ministro, Yevgueni Primakov, y al titular de Exteriores, Ígor Ivanov, a que "defiendan con mayor energía a los hermanos y amigos en Yugoslavia y les digan claramente: "No os abandonaremos".

Según el también comunista Guennadi Selezniov, presidente de la Duma (Cámara baja del Parlamento), Rusia abandonará el acuerdo con la OTAN si hay bombardeos. La Cámara lleva ya aprobadas tres resoluciones en las que, en la mejor tradición de la guerra fría, se acusa prácticamente a la Alianza y a Estados Unidos de actuar como policía mundial.

Expresión cuidadosa

Primakov e Ivanov, diplomáticos al fin, son más cuidadosos en la expresión de su descontento y apuestan por la esperanza. El primer ministro, por ejemplo, aseguró ayer en San Petersburgo que cuenta con el éxito de las conversaciones entre serbios y kosovares. "Ha habido progresos", precisó. Ivanov, por su parte, declaró en Tokio que "Yugoslavia es un Estado soberano y debe determinar el grado de la presencia internacional, civil o militar, por sí misma". Una vez que Belgrado haya tomado la decisión, añadió, "Rusia actuará de la forma apropiada, teniendo en cuenta también sus propios intereses".

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El presidente Borís Yeltsin, por su parte, afirmó el jueves que no permitirá un ataque a Yugoslavia, aunque no dijo cómo lo va evitar o qué hará si, pese a todo, se produce. Al parecer, en la respuesta de Bill Clinton al mensaje que el líder del Kremlin le envió el miércoles se deja meridianamente claro que, si no hay solución política, el recurso a la fuerza será casi automático.

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