El PP pondrá a Arenas un despacho en el Congreso para paliar que no es diputado

El Partido Popular inicia hoy oficialmente una nueva etapa con la reunión, por primera vez, del Comité Ejecutivo saliente de su reciente congreso nacional. Será la cita en la que Javier Arenas tomará el relevo definitivo de Francisco Álvarez Cascos, y no sólo de despachos. Arenas, que en 15 días como secretario general, ha recorrido seis comunidades, empezará a resolver asuntos aparcados en esta época de mudanzas y a encargar tareas ante los próximos retos electorales. La ronda territorial de Arenas continuará hasta completar su visita a todas las autonomías. Eso sí, esta semana cerrará el capítulo de nombramientos tras la reestructuración provocada por los cambios aplicados en el congreso y que afectarán sobre todo al grupo parlamentario.

El portavoz del PP en el Congreso, Luis de Grandes, ratificará el miércoles ante el plenario del grupo y delante de Arenas y José María Aznar sus propuestas. De Grandes aprovechará la remodelación para encontrar un despacho junto al suyo para Arenas, que no es diputado, y facilitarle el contacto con el foro donde se practica la política diaria.

Por su parte, Álvarez Cascos ha supervisado en directo el traslado de sus enseres de la planta más noble de la sede de Génova, 13, la séptima, hasta sus nuevas dependencias, en la parte central del sexto piso. Cascos es desde hace dos semanas uno más de los 35 vocales que se presentaron en la lista de Aznar para el Comité Ejecutivo del PP.

Pero la categoría de Cascos en el PP no es la de un vocal cualquiera. Ha descendido una planta, pero no ha perdido espacio ni poder. Es más, los operarios que se afanan por encontrar huecos para tantos despachos nuevos en Génova han tenido en su caso que eliminar tabiques para completar sus necesidades. La obra se ha facilitado por el hecho de que dos de los habitáculos invadidos por el equipo de Cascos eran "despachos de respeto" que estaban vacíos y pertenecían a la ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino, y al secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José María Michavila.

El libro de Cascos

Cascos mantiene su estatus en el PP y en estos días, tras reafirmar la viabilidad de los pactos parlamentarios con sus socios nacionalistas, ha tenido ocasión para recordar que tampoco perderá el interés por sus antiguas labores. Se lo dijo a sus ex colaboradores unos días después de materializarse su sustitución por Arenas. Reunió a los 200 empleados de Génova en un salón y tras tributar sendos homenajes personales a dos históricos de la casa, el gallego Luis Gómez, el bedel jubilado de la séptima, y Maite, la secretaria que el presidente olvidó en el partido, les instó a trabajar para Arenas como lo hicieron para él. Cascos se comprometió a no olvidarse jamás del PP y algunos dirigentes reconocen que en estas semanas se ha mostrado con ellos tan apremiante como cuando ejercía de "general secretario". Este mismo mensaje les refrescó Cascos esta pasada semana, el miércoles, a sus ex colaboradores en el PP en una cena de amigos en un hotel de Madrid. Allí recibió de regalo una pluma Montblanc y anunció que con la misma retomará su faceta literaria, relegada precisamente desde que hace diez años tomó las riendas de la secretaría general. Eso sí, advirtió de que ese libro no serán unas memorias políticas.

Incluso en esos discursos internos de despedida, Cascos nunca olvida introducir algún aviso. En el de esta semana comentó la curiosidad de que hace diez años recibió de Aznar el encargo de recortar el Comité Ejecutivo, entonces compuesto por unas 40 personas. Ahora, cuando Aznar presume constantemente de la renovación por adición, por suma, esa cúpula alcanza casi 80 miembros. Eso sí, Cascos se atribuyó el mérito de que el único despedido bajo su mando fue para mejorar su indemnización.