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Gil concurre a las municipales con 8 inversores turísticos

El candidato a la alcaldía de Ceuta comparte querellas con el presidente atlético

El Grupo Independiente Liberal (GIL), que lidera Jesús Gil, ha recurrido a empresarios inmobiliarios para su expansión política. El presidente del Atlético de Madrid pretende exportar el modelo de Marbella, Estepona y Benalmádena (los municipios malagueños que ya gobierna) a otras ocho ciudades de la costa sur, entre ellas, las tres "fronteras calientes" de La Línea, Ceuta y Melilla. Los candidatos tienen en común su rechazo a la política: "Somos gestores, no políticos", dicen. La mayoría posee negocios relacionados con el sector turístico, eje de su campaña electoral.

La gestión de Gil en Marbella es el modelo a seguir por los candidatos a las elecciones del 13 de junio. Siguiendo el ejemplo de su jefe, prometen ciudades limpias, iluminadas y seguras, repletas de policía, donde nadie pregunta por el origen del dinero y en las que se anima a invertir a lo grande con unos planes urbanísticos que a menudo chocan con la ley. El aparejador catalán Antonio Sampietro, que opta a la alcaldía de Ceuta, conoce bien el estilo Gil: fue su primer concejal de Urbanismo en Marbella. Desde entonces tiene pendiente una querella por presunta prevaricación y falsedad documental. Sampietro fue denunciado por el PP en 1992 por despilfarrar el dinero municipal. Sampietro, Pedro Román (teniente alcalde de Gil actualmente encarcelado por presunta malversación) y otro concejal del GIL abonaron 91.000 pesetas por cenar caviar de Beluga a costa del contribuyente.

Un encontronazo con el alcalde le apartó de la concejalía y la tenencia de alcaldía de San Pedro Alcántara. Gil le encargó entonces del espectáculo del ballet Tropicana en Marbella. De sus múltiples viajes a Cuba en representación del Ayuntamiento guardó Sampietro contactos que le permitieron años después invertir en campos de golf en la isla de Castro. En 1997, Gil le encomendó su actual campaña de expansión en los ocho municipios turísticos a los que concurre, y especialmente el que más le interesa: la alcaldía y presidencia autonómica de Ceuta. Las encuestas le dan como vencedor, al igual que en el resto de municipios en que se presentan, a excepción de Melilla, feudo sólido del PP. Sampietro piensa en un parque temático para Ceuta; alberga grandes planes para limpiar y embellecer la ciudad y se muestra preocupado por el crecimiento demográfico: "Los españoles de origen europeo tienen una esposa y un máximo de dos hijos; los musulmanes tienen varias mujeres, procrean una media de cinco hijos y son poco aficionados al preservativo. Las mezquitas dominarán pronto el paisaje urbano", reflexiona Sampietro a pocos meses de la renovación de la contrata del casino y la urbanización de los siete kilómetros de suelo que Defensa ha devuelto al municipio. Todo ello consuela al candidato, que acaba de perder su Porsche Carrera por avalar a un socio arruinado.

El control político y económico de las dos plazas africanas son la apuesta de futuro de Gil, en baja desde que la Junta de Andalucía echó por tierra su plan urbanístico en Marbella, la oposición se ha unido para arrebatarle la presidencia de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol y el juez Santiago Torres le ha concedido la libertad condicional por razones de salud. El control de las fronteras españolas en África, más la de La Línea con Gibraltar, devolverían al presidente atlético el protagonismo perdido.

Hasta su más íntimo colaborador durante más de 30 años, el abogado José Luis Sierra, también encarcelado, le ha reprochado desde el diario Sur: "Presentarse en Ceuta y Melilla es legal, pero ilícito moralmente, porque crearle un problema al Estado para satisfacer una ambición personal es una imprudencia". Gil no le escucha. Con cerca de un centenar de querellas por presuntos delitos urbanísticos y ecológicos, se considera un preso político.

En la Oficina de Información Diplomática observan sus movimientos con preocupación: "No es bueno que alguien perturbador e imprevisible como Jesús Gil domine territorios tan delicados". El delegado del Gobierno Luis Vicente Moro es más explícito al advertir sobre el peligro de xenofobia: "Inseguridad ciudadana, inmigración y paro dieron lugar en Francia a Le Pen". En Melilla, el candidato Cris Lozano, dueño de discotecas en Madrid y empresario de éxito en la Marbella de Gil, es nuevo en política. Dice que quiere "poner al servicio de los melillenses su experiencia como inversor hotelero", y entre sus planes figura la construcción e impulso de numerosos hoteles. Las encuestas no le auguran éxito, pero asegura que no cambiará sus planes: "Me he enamorado de esta ciudad". Su mujer, la modelo Jacqueline de la Vega, le ayuda en su campaña electoral desde las páginas de ¡Hola!

Constructores, un sociólogo con negocios de publicidad en el Atlético e importantes inversores inmobiliarios completan la lista de candidatos del GIL. Se trata de Eugenio Salgado (Fuengirola); José Luis Pérez Cremades, director general de la constructora de Jesús Gil, (Mijas); Pedro Tirado (Manilva); Carlos Santos (San Roque); Juan Carlos Juárez (La Línea), y Eduardo de las Heras (Benalmádena).

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