Muere un jubilado al manipular una bomba en la playa de Salou
Buscan la relación del caso con un chantaje de 100 millones a Turismo
La explosión de un artefacto casero costó ayer la vida a un jubilado de 63 años que lo manipulaba mientras se hallaba en la playa de Salou (Tarragona). La Guardia Civil descartó que se tratara de una bomba olvidada por ETA durante sus pasadas campañas veraniegas. Los investigadores relacionan el artefacto con las cartas recibidas por el Patronato de Turismo de la localidad hace pocos días en las que se pedían 100 millones de pesetas a cambio de evitar una campaña de explosivos en las playas. Anoche, los investigadores intentaban aclarar si la trágica muerte del jubilado se debe a una curiosidad fatal o a su supuesta relación con las cartas recibidas por el Patronato de Turismo, hipótesis a la que atribuían más verosimilitud. A raíz de las amenazas, la Guardia Civil había rastreado la playa el pasado viernes.
Un jubilado de 63 años falleció en la mañana de ayer en una playa de la localidad turística de Salou (Tarragona) al explosionarle un artefacto casero, compuesto de pólvora clorada, que al parecer estaba manipulando. La Guardia Civil relaciona la explosión con el envío la pasada semana de tres cartas anónimas a los patronatos de turismo de Salou y Cambrils, en las que se exigía el pago de 100 millones de pesetas bajo la amenaza de hacer estallar bombas en unos acantilados de ambas poblaciones.El suceso ocurrió sobre las 8.50 de ayer en una céntrica playa de Salou, a escasos 50 metros de unos acantilados. El fallecido es José Manuel Sarmiento Somoza, de 63 años y vecino de la localidad barcelonesa de Manresa, que se encontraba pasando unos días de vacaciones en Salou, donde poseía un apartamento, junto a su esposa y su hija. Sarmiento era jubilado de Telefónica, pero antes había trabajado en una empresa de minas por lo que, según la Guardia Civil, tenía conocimientos sobre explosivos.
Explosión fortuita
Las primeras informaciones apuntaban a que José Manuel Sarmiento pudo encontrarse el artefacto abandonado en la playa y que le explosionó fortuitamente cuando intentaba manipularlo. El artefacto era un cilindro metálico, similar a una tubería de agua, de unos 30 centímetros de largo por unos cinco de ancho, compuesto de pólvora clorada y gravilla en cantidades no precisadas. La onda expansiva provocó un ruido ensordecedor, según testigos presenciales, y un cráter de unos 25 centímetros de ancho en la arena. Algunas partes del cuerpo del fallecido se encontraron hasta a 25 metros del lugar de la detonación. El artefacto carecía de mecha y contemporizador, por lo que al principio se relacionó con los fuegos artificiales que tuvieron lugar la pasada semana en Salou con motivo de su fiesta mayor.
Al parecer, según fuentes policiales, el jubilado estaba manipulando la bomba casera, en concreto apretando un tornillo de uno de los extremos, cuando por causas todavía desconocidas le sobrevino la explosión.
El artefacto se había fabricado recientemente según demostró el estado de la pólvora y la cinta aislante que llevaba. El lugar del suceso se encuentra a menos de 50 metros de unas rocas, donde según las cartas anónimas, tenían que estallar las bombas. A pesar de que las autoridades locales de Salou y Cambrils presentaron denuncia sobre las cartas anónimas, la Guardia Civil no pudo encontrar ninguna pista sobre el autor de las mismas.
Agentes que llevan a cabo la investigación registraron ayer el vehículo, el apartamento de Salou y la vivienda de José Manuel Sarmiento en Manresa. Tan sólo se halló en el piso de Salou una máquina de escribir. La Guardia Civil descartó que en ella se hubieran escrito los anónimos recibidos en los patronatos de turismo. A la hora de cerrar esta edición, se estaba efectuando el registro en el domicilio de Manresa.
Fuentes policiales informaron a este periódico que aunque no hay una evidencia total de la relación entre ambos sucesos -el envío de anónimos y la explosión de la bomba- la Guardia Civil trabaja tan sólo con esta hipótesis y descarta otras como, por ejemplo, una bomba abandonada por la banda terrorista ETA.
El Juzgado de Instrucción número 9 de Tarragona se ha hecho cargo de las diligencias del caso. El cuerpo del fallecido fue trasladado al tanatorio de la capital tarraconense.
Desde que se recibieron lo anónimos, la Guardia Civil rastreaba diariamente las playas de Cambrils y Salou sin haber encontrado nada sospechoso en su búsqueda.
El último rastreo se realizó en la noche del viernes.
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