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Los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos buscarán apoyo en el exterior

Los nacionalistas catalanes de CiU, los vascos del PNV y los gallegos del BNG difundirán sus demandas y objetivos políticos en Europa y en el resto del mundo. Ésta es una de las tareas prioritarias que se marcaron ayer, en Barcelona, los principales dirigentes de dichas formaciones en la cuarta cumbre de la trilateral nacionalista constituida el verano pasado. Los aliados nacionalistas buscarán apoyo a sus planteamientos políticos y a su reclamación de soberanía para sus respectivas comunidades en un acto propagandístico que celebrarán el próximo mes de marzo en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo. A este acto le seguirán otras iniciativas de difusión internacional, centradas principalmente en el ámbito europeo, aunque no en exclusiva. También prevén entrevistarse durante 1999 con un número indeterminado de embajadores en Madrid.

La trilateral nacionalista, firmante de la Declaración de Barcelona, aprobó ayer en la capital catalana su plan de trabajo para el año en curso y se dotó de su primera dirección política, que está compuesta por cuatro miembros de cada uno de los cuatro partidos que la integran, encabezados por Pere Esteve, de Convergència Democràtica de Catalunya; Josep Antoni Duran, de Unió Democràtica; Xabier Arzalluz, del PNV, y Xosé Manuel Beiras, del BNG.

La corneta de Pujol

La Declaración de Barcelona no volverá a celebrar una nueva cumbre mientras no concluya el largo ciclo electoral que se avecina y que terminará con los comicios legislativos, previstos para el primer trimestre del año 2000. Los nacionalistas catalanes, y dentro de éstos los de Unió, son los más interesados en que su alianza con los vascos y los gallegos atraviese ese ciclo a medio gas y sin estridencias para no ahuyentar a sus votantes más moderados.

En este sentido, el presidente catalán, Jordi Pujol, dio instrucciones recientemente a sus hombres para que se opusieran a la convocatoria de una nueva cumbre nacionalista antes de las legislativas del 2000.

Así será, aunque los aliados evitaron ayer expresarlo de forma explícita, a demanda de los representantes gallegos, para que no se aparente que la alianza se mueve "a toque de corneta de nadie", en clara alusión de Beiras a Pujol. En definitiva, propusieron dejar sin definir el calendario de futuras cumbres y poner su concreción en manos de la dirección política recién nombrada. Los demás socios accedieron, aunque todos salieron convencidos de que no habrá nuevas reuniones hasta que pase el ciclo electoral.

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Mientras tanto, grupos de trabajo de la alianza definirán una propuesta de supresión del Ministerio de Cultura, cuya existencia es considerada por los nacionalistas como una amenaza para sus propias culturas.

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