Raro
¿Acaso podrían exigirnos a usted y a mí, no siendo expertos en política internacional, ni en política a secas, que comprendiéramos el espectáculo sobrecogedor llevado a cabo a costa del fallecimiento de Hussein? Ignorábamos que este hombre fuera tan necesario. Más de 50 jefes de Estado se reunieron en Jordania para acudir a su entierro y las masas se arrancaban los pelos y se golpeaban el vientre al paso del féretro. Las imágenes le ponían a uno la carne de gallina por lo que tenían de espectáculo psiquiátrico, de demostración catatónica. Bien está llorar a los muertos, pero hay manifestaciones de dolor que son peor que la enfermedad, dicho sea con todo el respeto. Personalmente me impresionó mucho ver a tantos personajes importantes, con tan pocas cosas en común, llegando desde todos los rincones del universo para despedir a un rey absoluto de un pequeño país lleno de paro y de necesidades materiales y culturales. Había algo que no encajaba.Así que mientras le daba vueltas al asunto delante de la tele, recordé una noticia reciente, según la cual la NASA había decidido buscar vida extraterrestre en nuestro planeta. Yo siempre he pensado que lo más lejano es lo que tenemos más cerca, por lo que me pareció muy bien. De hecho, en Marte no hay marcianos, y sin embargo nuestras calles y plazas están llenas. ¿Quién no ha tenido un jefe, un vecino, un peluquero, un marido o un cuñado marciano? Entonces, de súbito, viendo todo este lío incomprensible formado en torno a Hussein, y observando los rostros de Clinton, de Arafat, deYeltsin, de Marichalar y de un caballo blanco del que colgaba una bota puesta al revés, tuve una revelación: estas personas son extraterrestres. Llamé corriendo a la NASA para comunicar el descubrimiento, pero me aseguraron que el raro era yo.
Qué vida.
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