_
_
_
_

Los republicanos ven en riesgo incluso la mayoría simple contra Clinton

Una pesadilla aterrorizaba anoche al núcleo duro del Partido Republicano: la posibilidad de que las dos acusaciones contra Clinton ni siquiera sean aprobadas por una mayoría simple del Senado de Estados Unidos. La Cámara alta apuraba su tercera jornada de deliberaciones secretas y, pese a la velocidad que intentaba imprimir su líder, el republicano Trent Lott, era muy improbable que pudiera concluirlas anoche y pasar a la votación sobre el destino del presidente.

Lo que parecía más probable es que la votación se efectuara hoy. Será el cierre del caso Lewinsky, que ha durado 13 meses. Es seguro que no existe en el Senado la necesaria mayoría de dos tercios para declarar culpable y destituir a Clinton. Anoche, ni uno solo de los 45 senadores demócratas se había pronunciado a favor de esa opción, por lo que cabe esperar que todos voten como una piña a favor de la absolución de su correligionario. En las filas republicanas, en cambio, se producían graves defecciones. Tres de los 55 miembros de su grupo parlamentario -James Jeffords, Arlen Specter y John Chafee- anunciaron su voto negativo a las dos acusaciones presentadas contra Clinton: perjurio y obstrucción a la justicia. Y advirtieron que otros republicanos moderados podrían seguir su ejemplo. A falta de sacarle de la Casa Blanca, la última victoria pírrica para los acusadores de Clinton, representados por 13 congresistas republicanos, sería que, al menos, los dos cargos contra el presidente fueran aprobados por una mayoría simple. Podrían decir que, aunque no ha reunido el elevado techo de los dos tercios impuesto por la Constitución para destituir a Clinton, la mayoría del Senado ha apoyado las acusaciones. Pero ni esta satisfacción, meramente simbólica, tenían garantizada anoche.

A tenor de la temperatura del Senado, parecía posible que la acusación de perjurio no lleguara a ser aprobada ni por 51 votos. La de obstrucción a la justicia tenía mayores posibilidades de superar esa barrera. Que ni la totalidad de la mayoría republicana en el Senado considere probadas y graves las acusaciones en su contra, sería una gran victoria para Clinton. El presidente también parecía escapar anoche al castigo que él mismo se ha declarado dispuesto a aceptar y que han promovido en los últimos días los senadores demócratas: que el Senado apruebe una declaración de censura de su comportamiento al término del juicio.

Partidario del todo o nada, el núcleo duro republicano bloqueaba esa opción. La testarudez republicana podría, pues, hacer que Clinton salga completamente indemne del paso por la Cámara Alta del caso Lewinsky. Liderados por Dianne Feinstein y Joseph Liebermann, un grupo de senadores demócratas anunció que, a falta de una resolución de censura aprobada por el pleno de la Cámara, ellos piensan dirigir una carta al presidente para reprobar enérgicamente que sostuviera relaciones sexuales con una empleada en el lugar de trabajo y creara luego una telaraña de mentiras para engañar al pueblo estadounidense. Con esa carta, que darían para firmar a los republicanos y sólo tendría el valor de una declaración pública, los demócratas quieren salvar sus conciencias y su lugar ante la historia. No desean que su voto a favor de la absolución de Clinton sea percibido como una aprobación de su conducta.

La censura, que se desvanecía como posibilidad, seguía siendo la fórmula favorita del 57% de los norteamericanos, según un sondeo difundido ayer. Un 31% insistía en pedir su destitución. Clinton, según el 62% de los encuestados, ha tenido un juicio honesto y limpio. Pero del cansancio que este largo escándalo ha provocado entre la opinión pública da cuenta el que el 50% apruebe el que el Senado haya deliberado en secreto, frente al 47% que hubiera deseado que lo hubiera hecho a puerta abierta.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_