Cibertecas y estupor

Ante la noticia de que el Pleno del Ayuntamiento de Madrid ha aprobado por unanimidad, el pasado 28 de enero, la creación de centros para el acceso a Internet o cibertecas con el objetivo de que no se produzcan divisiones entre los madrileños que tienen acceso a la red y los ordenadores y los que no lo tienen, mi estupor me lleva a hacer algunos comentarios.En principio, parece una idea brillante el querer paliar las desigualdades existentes por razones económicas, en lo referente al acceso a la información. Sin embargo, proponer la construcción de cibertecas y olvidar definitivamente a las bibliotecas públicas, me parece no sólo una idea lanzada desde el desconocimiento de realidades tan palpables como son la sociedad de la información, las nuevas tecnologías de la información y su relación con las bibliotecas públicas, sino también una iniciativa basada en una profunda ignorancia de las actividades, recomendaciones y programas que está llevando a cabo e impulsando la Unión Europea en este ámbito, lo cual parece grave en un político.

Me gustaría recordarles a estos señores la importancia que las bibliotecas han tenido tradicionalmente en lo que se refiere al conocimiento y la información. Durante su historia, no sólo han sido centros de recogida y difusión de la información (sin importar el soporte o el medio en que ésta se presente), sino también de mediación y ayuda a los usuarios hacia los recursos documentales. Han jugado un papel fundamental en la sociedad posibilitando el acceso a la información, que ahora más que nunca es posible gracias a Internet.

En este sentido, es importante resaltar el valor que la Unión Europea da a estas cuestiones, ya que su Consejo de Ministros reconoció en 1996 la importancia del papel que las bibliotecas desempeñan, sobre todo las bibliotecas públicas, en acercar el conocimiento y la tecnología, y en un informe también de 1996, del Grupo de Trabajo sobre Software Educativo y Multimedia de la Comisión Europea, se subraya la necesidad de bibliotecas públicas en toda la Unión Europea como puertas de acceso de los ciudadanos a la educación permanente. Por tanto, recomiendo encarecidamente al Pleno del Ayuntamiento de Madrid que se dé una vuelta por tantas bibliotecas públicas en España que han incorporado el servicio de acceso público a Internet, como medio de garantizar a los ciudadanos el acceso universal a la información, sin ningún tipo de discriminación aunando su papel tradicional con las nuevas tecnologías.- . Bibliotecaria Municipal de