_
_
_
_
Reportaje:

Frío asiático en la economía "tricolore"

Una racha de crecimiento plano coloca a Italia en el dilema de recortar las pensiones

A Italia no le salen las cuentas. La crisis que ha sacudido los mercados asiáticos primero y latinoamericanos después, se ha dejado sentir con un impacto mayor de lo esperado en la economía de un país que exporta lujo a raudales. A este dato hay que sumar el efecto negativo sobre el consumo interno de la supresión de las ayudas oficiales a la renovación del parque automovilístico nacional. El llamado gran frío de la economía puede tener consecuencias muy graves para un país que ha entrado con grandes dificultades en la zona del euro y al que algunos socios europeos siguen mirando con desconfianza. Todo apunta a que hoy, en la reunión de los ministros económicos de los Once (Ecofín), Italia recibirá la luz verde al plan de estabilidad presentado en Bruselas para los años 1999-2001. Sin embargo, la Comisión Europea ya dijo el miércoles lo que tenía que decirle al Gobierno de Roma respecto a las cuentas presentadas, que falta rigor en un plan hecho sobre la base de unas previsiones de crecimiento demasiado optimistas. El año 1998, los datos de la patronal y las estadísticas oficiales señalaron un crecimiento, no negativo, desde luego, pero casi plano. La gran potencia de la Europa latina creció apenas un 1,5%, y los cálculos para este año varían entre el 1,5% que prevén 13 prestigiosos economistas que han contestado a un sondeo especial realizado por un programa de la RAI sobre Italia y Maastricht, y el 1,9% que vaticinan los empresarios. En ningún caso parece probable que se llegue al 2,5% de la estimación oficial.

Italia ha asegurado, no obstante, que cumplirá sus compromisos y que en primavera, los comisarios tendrán sobre la mesa un nuevo documento con los datos de crecimiento ajustados y unas previsiones de reducción del déficit público que quedaría en un 2% del PIB para este año, y bajaría al 1% en el 2001.

Teniendo en cuenta que cada décima de punto menos en el Producto Interior Bruto (PIB) generado equivale a muchos miles de millones de liras no ingresados en las arcas del Estado, se comprende que el lema del nuevo Gobierno presidido por el ex comunista Massimo D"Alema, se haya convertido en un "acelerar el crecimiento" a toda costa, redoblando la presión sobre el empresariado nacional para que invierta en el propio país.

Lo malo es que los empresarios, tal y como dejó claro hace una semana Benito Benedini, presidente de la Assolombarda (la patronal de la región Lombardía, una de las más dinámicas del país) reclaman menos impuestos para arriesgar su dinero. El coste del trabajo es, dicen, todavía muy caro en Italia y la flexibilidad laboral, pequeña.

La petición fue rechazada de plano por el ministro del Tesoro, Carlo Azeglio Ciampi, para quien, con la presente deuda (el 121% del PIB) el país no puede permitirse reducir las cargas fiscales. Dadas las circunstancias se comprende que sea la inflación, -en torno al 1,5%-, uno de los pocos parámetros bajo control, pero Ciampi asegura que todo irá bien sin necesidad de recortar aún más el gasto público gracias, entre otras cosas, a que el Estado ahorrará casi cuatro billones de pesetas en el pago de los intereses de la monstruosa deuda contraída en los últimos años.

"El problema no es ése. El problema es estructural", opina Giampaolo Galli, economista de la Confindustria, la patronal italiana. A su juicio, el problema es el gasto público desorbitado, sobre todo las pensiones, un capítulo en el que el Estado gastó el año pasado 5,5 billones de pesetas, sólo en lo relativo a jubilaciones por encima de 65 años.

"El mérito de Romano Prodi fue meternos en Europa, y hay que reconocérselo. Pero también hay que decir que por debilidad política el Gobierno precedente no se atrevió a meterle mano al Estado del Bienestar". Cree Galli que a preservar una situación única en la Europa desarrollada han contribuido unos sindicatos potentísimos, pese a la sangría de afiliados.

"Los sindicatos han bloqueado la reforma de las pensiones, son ellos los que reclaman más y más gasto", asegura. Los economistas consultados en el programa "Maastricht Italia" del sábado ponen también el dedo en la llaga de las pensiones que, según la mayoría, tendrán que ser recortadas antes del año 2001. ¿Y la fractura entre el Norte y el Sur? De acuerdo con los últimos datos estadísticos de diciembre del año pasado, el desempleo está en el nivel máximo de los últimos seis años, con un 12,6% de parados entre la población activa, pero la cifra media oculta la realidad de las desigualdades. El centro y el norte tienen apenas un 7,6% de paro, mientras la cifra del sur, el 23,2%, supera a la media española

"Fíjese que el desempleo no es tal", señala Giampaolo Galli, "de los 2,7 millones de desempleados que hay en Italia muchos están entre esos cinco millones de trabajadores en negro", lo cual demuestra que lo que el Gobierno debiera hacer es hacer aflorar esa economía sumergida.

Lo que esto significa "es que el coste del trabajo es demasiado caro y es necesario reducirlo". Galli está seguro de que el primer ministro D"Alema comprende muy bien la situación, pero con una mayoría tan alambicada y débil como la del Gobierno precedente, "creo que irá muy despacio".

"Lo cierto es que nos podemos enfrentar a situaciones muy feas, porque muy bien puede ocurrir que suban de nuevo los tipos de interés, lo cual tendría graves consecuencias para Italia". Pero Galli es optimista: "Espero que encontremos en algún momento la fuerza de reducir el gasto público" y añade, "es la única solución".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_