Los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos mantendrán su alianza a medio gas en el año electoral

A medio gas y sin estridencias. Así mantendrán los nacionalistas catalanes de CiU, los vascos del PNV y los gallegos del BNG su alianza durante el largo periodo electoral que ahora comienza y que culminará a primeros del año 2000 con los comicios legislativos. La trilateral nacionalista, que nació el verano pasado con la Declaración de Barcelona, que reclamaba más soberanía para las nacionalidades históricas del Estado español, acordará la semana próxima en Barcelona consolidar las estructuras de la alianza y difundir sus objetivos en la Unión Europea. Pero establecerá que eso deberá hacerse cuidando de no aparecer ante los ojos de los electores españoles como un frente nacionalista periférico. Los encargados de coordinar el encuentro (Josep Camps, de Convergència; Jordi Petit, de Unió; Ricardo Ansotegui, del PNV, y Francisco García, del BNG) celebraron ayer en Barcelona la última reunión preparatoria. Todos ellos convinieron, según fuentes conocedoras del contenido de la sesión, en la conveniencia de medir bien los próximos pasos y no hacer ningún movimiento que pueda abonar la idea de que su alianza constituye un frente político común. Los aliados -y de forma especial los catalanes (y dentro de éstos, con mayor énfasis los democristianos de Unió)- consideran que ofrecer una imagen frentista a las puertas del largo rosario de elecciones que se avecina (municipales, europeas, autonómicas y generales) no sólo no beneficiaría a ninguno de ellos, sino que podría acarrearles serios problemas electorales en sus respectivos territorios. De acuerdo con este análisis, muchos votantes catalanes, vascos y gallegos que hoy confían sus papeletas a las respectivas formaciones nacionalistas, no verían con buenos ojos que esos partidos se abonaran a una solución global que negase las sustanciales diferencias que existen entre las realidades políticas de Cataluña, el País Vasco y Galicia. La cumbre nacionalista de la semana próxima -la cuarta- no alumbrará, a diferencia de las anteriores, ningún tipo de declaración documental pública. Lo que no significa, según explica un alto dirigente convergente, que no se vaya a seguir abogando por el contenido de las declaraciones anteriores. La reunión de la semana próxima se limitará a hacer balance del nacimiento y los primeros pasos de la alianza, aprobar el plan de trabajo para este año, diseñar acciones promocionales ante las instituciones de la Unión Europea y constituir formalmente la dirección política de la trilateral nacionalista. Ésta estará formada por cuatro dirigentes de cada uno de los cuatro partidos miembros, encabezados, respectivamente, por el secretario general de Convergència, Pere Esteve, y los máximos dirigentes de Unió, Josep Antoni Duran; el PNV, Xabier Arzalluz, y el BNG, Xosé Manuel Beiras. No habrá más socios Esta será la primera vez que Duran asista a este foro, que siempre ha sido contemplado con escepticismo, cuando no con desconfianza, por parte de Unió. La incorporación de Duran no supone, sin embargo, el fin de las reticencias de Unió, informan fuentes de la dirección de este partido. El plan de trabajo de la alianza para 1999 descarta la incorporación de otros partidos nacionalistas al grupo, aunque prevé el mantenimiento de contactos con formaciones de otras comunidades autónomas, como el Partido Andalucista.