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El día de Aita Mari

El muelle donostiarra era desde primeras horas de ayer un hervidero de niños. Un grupo amplio, todos en cola, se dirigía con sus andereños (profesoras) hacia el Aquarium. Hasta ahí, nada anormal. El museo oceanográfico tiene concertadas hasta el próximo mes de junio 35.000 visitas con centros escolares de toda Euskadi, Navarra, Cantabria, La Rioja, Soria, Palencia y Burgos. Pero a los 57 chavales de la ikastola de La Zurriola les esperaba una visita especial. Iban a participar en un sencillo homenaje al conocido marino y aventurero guipuzcoano Aita Mari. Y para que el plan fuera redondo, el tren que habitualmente sirve de atracción para recorrer la ciudad fue el encargado de ir a buscarles al colegio. Se les veía encantados, desplegando todo el colorido de sus plumíferos, gorros, forros polares y botas. No era para menos, porque la mar estaba como un plato y ésa era una de las condiciones previas para salir a la bahía. Todo un gesto por parte de Ángel Istúriz quien, desinteresadamente, se había comprometido a patronear su canoa Aita Julián, que utilizan los veraneantes para acudir a la isla de Santa Clara, e introducir así en el ambiente a todos estos niños. Jon estaba al borde de la excitación nada más desembarcar. "¿Frío yo?, si soy Mister calorías". Corría con Mikel, Larraitz, Nerea, Asier, Xabier, Unai, Julen, Inge y muchos más que insistían en que sus nombres fueran publicados. "Yo ya sé quién era Aita Mari: un pescador muy famoso", repetía uno de ellos. Otro aseguraba saber que había nacido en Zumaia. Y no es poco. La de ayer fue la primera ocasión en que un grupo de escolares acudía hasta el busto que luce en el puerto donostiarra para realizar una ofrenda floral y celebrar el día de este marinero. Eso sí, con un poco de retraso Belén y Fermín, responsables del área de educación del Aquarium, no necesitaron desplegar todas sus dotes pedagógicas para explicar quién fue este mito de los arrantzales. El grupo les rodeaba en perfecto silencio. La historia se prestaba para que fuera seguida con atención. Los niños miraban la estatua para que aquello que les estaban contando tuviera apariencia real. José María Zubía (Zumaia, 1809) ha pasado a la historia local como el héroe que en varias ocasiones logró salvar la vida de varios marineros. En uno de sus intentos, el 9 de enero de 1866, una vez avistada una pequeña embarcación que se encontraba mar adentro con grandes problemas, Mari perdió la vida en su empeño. Eso sí, había conseguido rescatar a varios tripulantes. Desde entonces, se conmemora la labor de este hombre dedicado en cuerpo y alma a la mar. El retraso en la conmemoración se debió a las vacaciones navideñas. Pero ayer, allí estaban los niños, conociendo la historia local. Algo que cuidan en la ikastola de La Zurriola. Desde las pasadas Navidades no han dejado de preparar actos relacionados con la cultura donostiarra y guipuzcoana: olentzero, tamborrada y, mañana, caldereros.

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