Presiones y corruptelas
EL CASO de la supuesta compra de votos en los Premios Goya corre el riesgo de perderse entre las versiones de unos y otros, sobre todo una vez que ha pasado la decimotercera entrega de los galardones, en una ceremonia brillante, aunque tensa en el fondo, celebrada el pasado sábado. El productor Pedro Costa denunció que una determinada productora estaba presionando y supuestamente comprando votos, por el procedimiento de pagar las cuotas que los académicos adeudan, en favor de la película de José Luis Garci El abuelo. Como la Academia de Cine no obró con la diligencia que Costa pretendía, el denunciante abandonó la institución que representa a los profesionales del cine español. Garci, ofendido por las acusaciones y por el retraso de la Academia para desmentirlas, también ha dejado la institución, y los ciudadanos, que subvencionan algunas películas cuya promoción está en entredicho, se han quedado compuestos y sin saber qué está pasando.Aún no se sabe si hubo o no compra de votos, si solamente fue una petición amistosa o si no hubo nada. Anoche, la Academia insistió en un comunicado en que "jamás" hubo compra de votos y emplazó a Costa a que "aporte las pruebas correspondientes o se retracte". El hecho de que la película de la productora cuestionada, El abuelo, obtuviera sólo un premio mayor podría avalar la tesis de que no hubo compra de votos. Pero nada puede sustituir la información plena y la investigación abierta e independiente cuando se producen acusaciones de este tipo; porque hay que contar con la presunción de inocencia de Garci y la de que Costa presentó sus acusaciones de forma responsable. Si los dirigentes de la Academia saben que, efectivamente, no hubo compra de votos, deben explicarlo públicamente y con detalle, algo muy distinto a negarlo todo en una declaración. La táctica de echar tierra al asunto presenta el riesgo elevado de que en el futuro las acusaciones de compra de votos reaparezcan; en cuyo caso, el episodio de El abuelo se convertirá en un antecedente que, por desgracia, nadie quiso resolver. El cine español y la entrega de los Goya no merecen las sospechas.
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