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Trabajadores de Damel y sus familias se reúnen ante la factoría en protesta por la regulación

La fábrica que endulzó la infancia de los que fueron niños hace 20 años vive momentos amargos. Los trabajadores de la empresa Damel en Crevillent viven desde el 12 de enero bajo la amenaza de un expediente de regulación de empleo presentado por la dirección, que supondrá el despido forzoso de 68 trabajadores. Toda la plantilla, 240 empleados, permanece encerrada en las instalaciones desde el viernes. Ayer, sus familias y concejales de Elche, localidad de la que procede la mayor parte de los trabajadores, los visitaron y se concentraron a las puertas de la fábrica.

Como en las cárceles, el día en que las familias visitaron a los trabajadores recluidos de motu propio en su centro de trabajo fue el domingo. En una mañana soleada y de tibia temperatura, desplegaron mesas a las puertas de la fábrica de Damel y hubo cerveza, refrescos, cocas y bocadillos, y bolsas de las chucherías que produce la factoría crevillentina para los más pequeños. Pegatinas en las solapas de todos con leyendas contrarias a la reducción de plantilla y la presencia de líderes sindicales y políticos recordaban que se trataba de una jornada reivindicativa. En Damel nadie entiende, excepto los directivos que han tomado la decisión, que se presente un expediente de regulación de empleo justo cuando la empresa comienza a ser rentable y cuatro meses después de que los nuevos propietarios -la empresa norteamericana Savoy y el grupo Espig, participado por las Cajas Rurales- anunciaran planes expansionistas para resituar los productos Damel en el mercado. "Lo achacan a la crisis en Rusia", explica el presidente del comité de empresa, Joaquín Pérez, "pero eso no tiene fundamento. Si en 1996 vendimos allí 1.000 millones de pesetas, pero cerramos el año con pérdidas, y en 1998 vendimos 400 millones, pero con un balance contable positivo, no hay motivo para alarmarse". Los empleados se sienten en manos de inversores que desconocen el negocio de los caramelos y sólo buscan beneficios a corto plazo. "¿Cuánto tiempo hace que no ve usted estos dulces?", pregunta el representante de UGT en el comité de empresa Antonio Poyato mientras muestra una bolsa de papel encerado llena de Palotes y chicles Cheiw. "Antes éramos líderes en el mercado, no había un quiosco sin un muestrario de nuestros productos, y ahora no nos conoce nadie", se lamenta Poyato. Reducción de plantilla Desde 1982, la empresa ha pasado por varias manos de ascendencia nórdica (grupos suecos y finlandeses), y la gestión nunca ha sido satisfactoria para los empleados, que han cargado sobre sus espaldas los malos resultados de años anteriores. Un total de 17 años en los que la plantilla se ha reducido de 1.300 a 240 trabajadores. "Dentro de lo malo, las anteriores regulaciones se hicieron pactadas, con bajas incentivadas y voluntarias, pero nunca con despidos forzosos y sin negociación, como se pretende hacer ahora", relata Pérez, para el que resulta "incomprensible" la "intransigencia" de la nueva dirección. Los trabajadores exigen la retirada del expediente de regulación como condición previa para llegar a un acuerdo. La primera reunión entre ambas partes, arbitrada por la Consejería de Trabajo, se producirá mañana, después de que una primera cita quedara anulada el pasado jueves porque la dirección de la empresa Damel pretendía que se celebrara en un hotel y no en la planta de Crevillent, como se había pactado en un principio.

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