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Reportaje:

Rusia moderniza su arsenal nuclear

El Kremlin no se resigna a perder su poder y renueva sus misiles

Rusia no se resigna a que EEUU le mire por encima del hombro. A pesar de las grandes dificultades económicas por las que atraviesa el país y las penurias que sufre la población, incluidos los militares, el Kremlin se las ha arreglado para modernizar los componentes básicos de las Fuerzas Armadas. Así, últimamente ha renovado el parque de misiles nucleares, ha puesto en servicio la primera base de misiles Tópol que, según los especialistas, no tienen rival en el mundo, y ha diseñado y probado nuevos tipos de aviones y helicópteros de combate. Y si económicamente Rusia es casi un país tercermundista, militarmente sigue siendo una potencia que el mundo no puede ignorar.La modernización del principal componente del potencial militar de Rusia, el armamento nuclear, pasa por una modificación radical de la estructura de las fuerzas estratégicas y la creación de un mando unificado de éstas, que actualmente están repartidas en tres ramas: las Tropas de Misiles Estratégicos, la Armada y la Fuerza Aérea. El sistema de fuerzas estratégicas nucleares lo componían, según datos del verano pasado, 751 misiles balísticos intercontinentales con 3.610 cargas nucleares; 75 bombarderos estratégicos con 816 cargas y 384 misiles balísticos ubicados en submarinos con 1.824 cargas, lo que da un total de 6.250 cabezas o cargas nucleares (el tratado START-1 de reducción de armas estratégicas contempla un techo de 6.000 cabezas).

De estos tres componentes, el más potente es el de los misiles balísticos basados en tierra, y de ahí la importancia que le da el Kremlin, que acaba de terminar las pruebas y comenzar el despliegue del nuevo cohete Tópol-M. El penúltimo día de 1998 comenzaron su guardia de combate los primeros diez misiles estratégicos de esta serie.

Son los Tópol-M los que formarán la base del escudo nuclear ruso, lo que equivale a decir que precisamente éstos serán los misiles que en caso de una guerra nuclear con Occidente harán volar las ciudades norteamericanas. Y si no se llega a la guerra, los Tópol-M serán la carta con la que jugará el Kremlin para hacer oír su voz en los conflictos e incluso para convencer a Occidente, por ejemplo, al Fondo Monetario Internacional, de que hay que ayudar a Rusia si no se quiere que en las futuras elecciones triunfe el bloque nacional-comunista, comience la contrarreforma y se creen las condiciones para retornar a la guerra fría.

Hay militares que piensan que el principal peligro para Rusia proviene de EE UU. Para convencerse basta leer Krásnaya Zvezdá, el órgano oficial del Ministerio de Defensa. "Más de alguno se preguntará para qué necesitamos financiar la modernización de las fuerzas estratégicas nucleares cuando no nos alcanza el dinero para los programas sociales. Pero es necesario, y no sólo porque el complejo de la industria militar desarrolla muchas otras ramas, da nuevos puestos de trabajo y la exportación de armamento significa divisas para el país. Lo principal no es esto. Me sentí muy mal cuando los yanquis, sin la sanción de la ONU, lanzaron sus misiles Tomahawk sobre las cabezas de los ancianos y niños iraquíes, aplicando la ley del más fuerte. Y a mí no me gusta en absoluto la perspectiva de verme algún día en el papel de un conejillo de Indias del Tío Sam", escribía en primera página del citado diario Oleg Falichev, desde Tatíshchevo, la localidad de la provincia de Samara donde se han emplazado los primeros 10 nuevos misiles Tópol.

Los especialistas aseguran que el Tópol-M es un arma del siglo XXI que puede superar con éxito no sólo el actual sistema de defensa antimisiles de EEUU, sino también los futuros, que todavía están en su etapa de diseño. La construcción de estos nuevos cohetes ha sido presentada en la prensa como un acto de heroísmo, ya que la financiación de los trabajos fue sólo del 50% de lo previsto, y los militares que trabajaban en ellos sufrían atrasos de varios meses en el pago de sus sueldos.

El ministro de Defensa, Ígor Serguéyev, considera que en estos tiempos "de reforma de toda la estructura militar del país y de cierta reducción de la capacidad de combate de las fuerzas convencionales, el papel disuasivo de las armas nucleares está aumentando". De ahí la importancia que da Rusia a la tarea de reemplazar su viejo parque de misiles. El Gobierno ya ha anunciado que este año las Fuerzas Armadas obtendrán otros 10 cohetes de este tipo y a partir del 2000 se piensa aumentar su producción anual hasta 35 o 40.

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Rusia está modernizando no sólo su componente nuclear. También trabaja en el diseño de nuevos aviones y helicópteros de combate, como lo demuestra la presentación, el 12 de enero, del nuevo caza invisible, fabricado por Mig. Este avión de combate multifuncional está hecho con materiales antirradar (tecnología stealth) y lleva seis misiles autoguiados de largo alcance. Según el ministro Serguéyev, "triplica la capacidad de la Fuerza Aérea" y es superior a los que están diseñando en Occidente. Además, es más barato: costará unos 35 millones de dólares menos que su competidor estadounidense (70 millones contra 105 millones).

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