Milosevic retrocede y da vía libre a los observadores de la misión internacional
Belgrado no ha puesto "ninguna condición" para suspender la expulsión del jefe de la OSCE en Kosovo, William Walker, quien podrá permanecer en Yugoslavia hasta el fin de su mandato de un año, según anunció en la capital serbia el presidente en ejercicio de la OSCE, Knut Vollebaek. Aún así, las informaciones sobre el secuestro de cinco serbios por parte albanesa impidieron que bajara la tensión. La OTAN prosiguió sus preparativos militares mientras el Grupo de Contacto, reunido en Londres, intentaba encontrar una solución política a la crisis.
El Grupo de Contacto, que incluye al Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Italia, Rusia y Alemania, hizo ayer una propuesta para organizar de forma urgente negociaciones de paz en Londres. Está contenida en un comunicado emitido al término de una sesión de altos funcionarios de los Gobiernos de esos países que desde hace tiempo buscan en vano detener el peligroso curso de la crisis en Kosovo. Fuentes diplomáticas británicas dijeron que en la próxima semana podría concretarse una nueva reunión de ministros de Asuntos Exteriores para explorar nuevas avenidas políticas a fin de impedir mayor derramamiento de sangre.Los participantes de la reunión condenaron la masacre de 45 albaneses de Kosovo a manos de tropas serbias en Racak el pasado 15 de enero. "Ninguna medida de provocación puede justificar ese crimen", afirma el comunicado en el que también se critica al Ejército de Liberación de Kosovo por la toma de rehenes serbios.
Robin Cook, el ministro británico de Exteriores, estaba anoche en contacto con sus colegas del Grupo de Contacto a fin de organizar un cónclave de alto nivel en Londres. Según fuentes próximas a la sesión de ayer, existe consenso para emplazar al presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, responder a las acusaciones de crímenes de guerra. Hasta ahora, las amenazas de intervención militar para extraer a Kosovo del borde del precipicio han demostrado ser inútiles en el afán internacional de conseguir un drástico cambio de conducta de Belgrado. Nadie ha caído, esta vez, en la última trampa de Milosevic. Su decisión de no expulsar de Kosovo al jefe de los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), William Walker, ha sido considerada "insuficiente". Estados Unidos propuso ayer a la OTAN que mantenga la amenaza militar en la zona hasta que Milosevic, y también los albanokosovares, acepten negociar una paz definitiva.
Estados Unidos dio ayer un giro en la política de los aliados sobre Kosovo. Puso encima de la mesa del Consejo Atlántico un plan para forzar a Milosevic a negociar una paz definitiva con los albanokosovares sobre la provincia de Kosovo. Si Milosevic no acepta sentarse en una mesa de negociación, habrá ataques aéreos para convencerle. Por eso Washington quiere incluir un ultimátum en su propuesta, de forma que Milosevic tenga sobre sí la permanente amenaza del poderío militar aliado y se vea forzado a aceptar la negociación en un breve plazo.
La propuesta estadounidense, recibida sin reproches hasta ahora por el resto de embajadores, deberá ser madurada en los próximos días. Su espaldarazo político definitivo podría llegar la semana que viene si se confirma la convocatoria de una reunión ministerial del Grupo de Contacto aprovechando la presencia en Europa de la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright.
Advertencia a los kosovares
Pero Milosevic no es el único obstáculo para que fructifique esta iniciativa política. También los albanokosovares han de aceptar la negociación. El primer paso es que se pongan de acuerdo para elegir a un interlocutor que represente a todos. La segunda, que renuncien a exigir la independencia y se conformen con la autonomía."Eso sí, una autonomía con un techo alto, con amplios poderes políticos y control sobre la policía. Quizá incluso no como una provincia de la federación yugoslava, sino como una república federada más, como Montenegro", señalaban anoche fuentes atlánticas.
La Alianza sigue exigiendo, además, garantías de que el jefe de los observadores de la OSCE, William Walker, que de momento puede seguir en Kosovo, realice su trabajo sin trabas. Y también que los investigadores del Tribunal Internacional de La Haya puedan esclarecer la matanza de Racak. Y que Milosevic retire de la provincia de Kosovo a las fuerzas especiales que han vuelto a la zona después de que la OTAN forzara su retirada en octubre pasado, también bajo la amenaza de intervención militar.
A este respecto, el presidente en ejercicio de la OSCE también se hizo eco ayer de "algunos avances" relativos a la cooperación entre Belgrado y el Tribunal Internacional para los crímenes de la antigua Yugoslavia, informa France Presse.
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