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En busca de los asesinos de su hijo

Francisco Holgado expone al juez grabaciones y pruebas tras infiltrarse entre los presuntos autores del crimen

Se llama Francisco Holgado y quiso jugar a ser Johnny Depp, el policía-actor que en Donnie Brasco se hace pasar por un mafioso y con un micrófono pegado en el pecho intenta cazar al mafioso Al Pacino y a sus compinches. Pero, por ahora, los resultados de Francisco Holgado no son tan espectaculares como los conseguidos por Depp en la afamada película. El juez ante el que Holgado ha presentado las cintas obtenidas de forma tan peligrosa como cinematográfica, cintas que demostrarían la culpabilidad de cuatro personas en la muerte de su hijo, han sido desestimadas por ahora.La rocambolesca historia vivida por este tranquilo trabajador de banca en Jerez de la Frontera (Cádiz) comenzó el 22 de noviembre de 1995. Aquella madrugada, unos desconocidos fueron a la gasolinera donde trabajaba su hijo Juan. El joven, de 22 años, recibió más de 30 puñaladas, que acabaron con su vida. Francisco se puso una meta: encontrar a los asesinos de su hijo. Lo primero que hizo Francisco fue crear una plataforma cívica, que bautizó como Justicia para Juan Holgado, desde la que reclamó el esclarecimiento de los hechos y con la que llegó a organizar una multitudinaria manifestación por las calles de Jerez. Además, Francisco se concentraba junto a su esposa, periódicamente, frente a la puerta de los juzgados jerezanos. Pasaron unas semanas y las pesquisas de la policía empezaron a dar sus frutos. Tras una investigación que, según se está revelando en el juicio, no fue todo lo rigurosa que debiera, el juez instructor acusó a cuatro individuos de haber perpetrado el atraco a la gasolinera y el posterior asesinato: Domingo Gómez Franco, El Dominguín; Pedro Asensio, El Hijo de la Petra; Manuel Jesús Sañudo y Francisco Escalante.

Esta semana se inició el juicio en la Audiencia Provincial de Cádiz. Allí, Francisco ha descubierto la última carta que tenía en la manga: desde agosto de 1996, y por espacio de aproximadamente ocho meses, logró ganarse la amistad de uno de los imputados por el asesinato de su hijo.

Para ello, Francisco jugó a ser detective camuflado como un vulgar delincuente. Abandonó su puesto de trabajo y cambió su personalidad. "Me hice pasar por un hombre llamado Pepe, me compré una peluca en Sevilla e intenté que me colocaran un bigote postizo, pero, como no quedaba bien, me dejé el mío". Empezó a frecuentar los barrios de La Asunción y Rompechapines, puntos neurálgicos de venta y consumo de drogas en la capital jerezana. Logró entrar en contacto con Pedro Asensio, uno de los cuatro acusados del crimen, que disfrutaba de libertad bajo fianza.

Recuerda Francisco: "Veía a Asensio prácticamente cada día, sobre las nueve de la noche. Me tuve que relacionar con toxicómanos y prostitutas hasta que él empezó a contarme cosas relacionadas con lo de mi hijo". Francisco puso entonces en marcha la segunda parte de su plan. Se hizo con una grabadora y un micrófono de corbata y comenzó a registrar las conversaciones que mantenía con Asensio.

Francisco lo relataba ayer así: "Pedro me contó que quería quitarse de en medio como fuera y no pasar por el juicio, y en una ocasión me dijo que Gómez Franco y Escalante se tuvieron que deshacer de ropas manchadas de sangre y las tiraron a un contenedor de basura".

Gran parte de esas charlas las mantenían Francisco y Asensio dentro de su automóvil. "Yo ponía un trapito encima de la grabadora y cada vez que la iba a poner en marcha cogía una botella de agua y la apretaba para beber y que no se escuchara el ruido", afirma.

Logró grabar tres cintas. Su abogado, Juan Pedro Cosano, las aportó como prueba en el juicio. Pero el magistrado las ha desestimado por el momento. Dice que son suficientes las declaraciones de los testigos y los careos del propio Francisco con algunas de las personas a las que grabó, que han desmentido que confesaran al hombre que conocían como Pepe la participación en los hechos que se juzgan.

"Me han llamado para hacer una película, pero yo lo que quiero es que se haga justicia. Lo demás no me importa". Francisco tendrá que esperar para saber si tiene tanta suerte como el policía Donnie Brasco, el personaje que interpretó Johnny Depp.

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