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Una ayuda de 50 millones tratará de compensar las carencias en los colegios de zonas deprimidas

Carmen Morán Breña

Por primera vez centros de Secundaria se verán beneficiados junto con los de Primaria de medidas compensatorias. En total son 14 colegios e institutos de Sevilla, ubicados en barriadas marginales o con niveles socioculturales inferiores, a los que la administración va a dedicar un total de 50 millones de pesetas y un apoyo especial para paliar esas deficiencias que sufren. Algunas de estas medidas ya se pusieron en marcha hace unos meses y a partir de enero se extenderán a todos los centros hasta completar el proyecto piloto que, de resultar exitoso, "podría extenderse a otras zonas de la provincia", según explicó la delegada de Educación en Sevilla, Nazaria Moreno. Además de la inyección económica, estos colegios e institutos recibirán un apoyo especial "que favorezca su autonomía" para que saquen adelante modelos educativos que complementen el sistema ordinario. Por ejemplo, se apoyará el inicio de una oferta formativa extraescolar, se potenciará la participación de toda la comunidad educativa, haciendo especial hincapié en el papel que puede jugar la familia en el devenir formativo de sus hijos. El profesorado también recibirá un trato especial, porque contará "como un mérito" en los concursos de traslado el haber trabajado en un colegio de los llamados de actuación preferente. Los docentes también podrán descansar un año fuera de estos centros. Estas nuevas medidas incluyen una disminución de alumnos por aula para que la atención resulte más personalizada, una aspecto que se verá reforzado con la presencia de equipos de orientación. La existencia de comedores en estas zonas se contempla como un factor esencial para el buen funcionamiento de los centros. Se pretende ampliar el número de comedores escolares y la oferta de los mismos. En estos barrios cobra especial importancia el hecho de que se pueda desayunar e incluso merendar en la escuela. El plan, que tendrá un seguimiento por parte de los inspectores y de los equipos de orientación, tiene su justificación en un estudio elaborado por la Consejería de Educación del que se extraen datos preocupantes como que el nivel de rendimiento de los alumnos de estos colegios es unos puntos inferior a los de otros centros. Las políticas de actuación preferente para estos colegios tratan de compensar las carencias formativas que los alumnos de estas zonas no perciben de las familias. En el perfil del ambiente doméstico de estos niños es fácil encontrar un padre desempleado con una rudimentaria formación escolar y cuyo interés por los estudios de sus hijos disminuye de manera significativa si se compara con el manifestado en otros hogares de zonas consideradas ordinarias. Una encuesta revela que los padres de estas zonas más deprimidas detectan problemas de todo tipo en su barrio: drogas, prostitución, delincuencia, malos tratos. Extender la presencia de los niños en el colegio les evita estar en contacto con la realidad de la calle en la que viven. Por eso desde la Delegación se contempla como una medida prioritaria la existencia de comedores que conviertan a los colegios en segundos hogares donde pasar buena parte del día.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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