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Maragall

"La Cataluña profunda está profundamente decepcionada", dijo el ex alcalde de Barcelona a la audiencia de ex que abarrotaba el salón del Hotel Princesa. La jornada madrileña de Pascual Maragall, organizada por la Fundación Alternativas que preside Alberto Elordi, causó sensación en el socialismo capitalino. "No he venido a hacer campaña, sino una cosa más seria", dijo. Pero añadió que Cataluña tiene la impresión de estar en el final de una etapa y en el principio de otra.En una ocasión dijo Josep Pla que la oratoria de los catalanes es una "oratoria de cosas" y Maragall hizo honor a este dictamen. Habló de cosas sin hacer grandes frases. Explicó su programa federal diciendo que "federalismo es construir las partes para construir el todo". Dijo que hace veinte años hicimos una Constitución que quizá era federal sin decirlo porque, entonces, esa palabra sonaba a Primera República.

Para ilustrar la idea de lo mucho que el país ha cambiado desde entonces contó la anécdota, chiste casi, de un niño que decía: "Mi abuelo estuvo en la batalla del Ebro". "¿De qué bando?", le preguntaban. Y el niño decía: "Con los cartagineses, creo". Maragall explicó su programa federal, de federalismo fiscal, económico, político. Y también de federalismo cultural. Anunció que estaba promoviendo la redacción de una Historia común de los pueblos de España en la que se trabaja ya. Dijo que el idioma castellano forma parte inseparable del patrimonio de los catalanes. Y aseguró que la Cataluña federal no seguiría nunca el camino quebequés, sino el camino de la lealtad constitucional. "Vamos a ganar", afirmó con empaque anticipado de president y citando a Felipe González cuando dijo que "la derecha nacionalista se está poniendo nerviosa". El federalismo de Maragall no es de ahora. Era ya conocido. Lo que ha cambiado son las circunstancias. Y ha habido que esperar a este momento para ver a una audiencia madrileña socialista y jacobina aplaudir a rabiar un proyecto periférico.

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