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Air France y EDF pactan la jornada laboral de 35 horas semanales

La semana laboral de 35 horas acaba de conseguir sus primeras victorias importantes. Se trata de los acuerdos firmados por EDF-GDF y Air France. En el caso de las compañías de electricidad y gas, patronal y sindicatos aceptan pasar de 38 a 35 horas sin pérdida de salario y proponen a 100.000 de los 141.000 trabajadores la posibilidad de la semana de cuatro días, es decir, las 32 horas laborales pero pagadas a precio de 37. La empresa se compromete además a crear entre 3.000 y 5.000 puestos de trabajo suplementarios, un 20% de los cuales están destinados a jóvenes sin formación que EDF-GDF se compromete a preparar.Los sindicatos asumen que durante tres años deberán renunciar a reivindicaciones salariales y que las exigencias de flexibilidad de la dirección no siempre son injustificadas.

En el caso de la compañía de aviación, el acuerdo afecta a los 34.700 trabajadores de suelo. Air France pasará de 39 a 35 horas sin pérdida de salario y creará 4.000 empleos más entre 1999 y el 2001. Los sindicatos también en este caso garantizan la paz social al renunciar durante un periodo de tres años a aumentos salariales.

Poca creación de empleo

Para el Gobierno del socialista Lionel Jospin se trata de dos éxitos notables, pues hasta ahora la ley de las 35 horas sólo había sido firmada por comités de empresa representando a 107.560 trabajadores y había creado únicamente 8.092 empleos nuevos de los casi 200.000 que han surgido en Francia durante los últimos 18 meses.Pero el éxito tiene sus contrapartidas y es estimado engañoso por quienes ponen en el otro platillo de la balanza el que EDF-GDF o Air France sean aún empresas públicas o semipúblicas, sujetas por tanto a una lógica política que olvida las exigencias económicas. El Estado-accionista aportará 550 millones de francos (unos 13.000 millones de pesetas) de ayudas a EDF-GDF y continuará dando por bueno que los sueldos en esos monopolios sean entre un 10% y un 15% superiores a los vigentes en grandes empresas privadas especializadas en trabajos públicos. Eso, en vísperas de abrir el sector a los competidores europeos, es peligroso porque puede mermar la competitividad de las dos sociedades.

Para Martine Aubry, ministra de Empleo y Solidaridad, los acuerdos llegan justo cuando un sector del Partido Socialista empezaba a presionarla para que endureciese la ley aumentando las tasas que gravan las horas extras y pueden servir de ejemplo para las negociaciones en curso en Correos, el sector de la telefonía o de los ferrocarriles, amén de para grupos privados, como Renault, PSA o Vivendi. Para el mundo sindical francés, las 35 horas han supuesto una pequeña revolución, convirtiendo a la CGT, la clásica central de protesta callejera -no firmaba un acuerdo desde 1982-, a las virtudes de la negociación.

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