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"La mina siempre tira para adelante"

Alejandro Bolaños

Fernández abandona su partida de dominó en el Hogar del Pensionista para contar un rosario de anécdotas agridulces que esbozan 30 años de trabajo y lucha sindical en una mina. "Entré cuando estaban los ingleses", recuerda. A este jubilado de 81 años, perilla y melena cana, sombrero de ala ancha en las manos, le ha dado tiempo también a tener cinco hijos, 20 nietos y tres biznietos. Y todos dependen de la riqueza de los yacimientos de Aznalcóllar. Su relato no oculta la dureza del oficio, pero su familia no ha escapado a un destino habitual en el pueblo. Sus cuatro hijos varones y el marido de su única hija trabajan para la mina que ahora ya no es de los ingleses, sino "de los suecos", de Boliden. Aunque desde la rotura de la balsa y el vertido tóxico, sólo sigue en el tajo uno de ellos. "Sería una canallada", dice Fernández ante la posibilidad de que la explotación tenga que echar el cierre. Y no piensa sólo en su familia: "Este pueblo desaparece". La oposición del Patronato del Parque Nacional de Doñana al proyecto "de los suecos" ha llevado al alcalde del pueblo, Francisco Márquez, a anunciar movilizaciones para apoyar la reapertura de la mina. "Doñana es patrimonio de la humanidad, pero la contaminación no ha sido tanta como se dice", atempera Fernández. Para otros, "el problema es el Coto", como sostiene Manuel Sanz, 20 años en la mina. Él y su hermano, Juan Francisco, son dos de los 326 trabajadores que se han incluido en el último expediente de regulación de empleo. Juan Francisco compartió 15 años con Fernández en el laboratorio en el que se separa el cinc, el cobre o el hierro. "Nos lo enseñó todo un alemán, que decía que le merecía más confianza el hombre que la máquina", rememora el jubilado. Ahora las máquinas de Boliden es aguardan "casi nuevas" permiso para explotar el nuevo yacimiento de Los Frailes. "Para empezar a funcionar debería extraerse dos meses antes", apunta Agapito Ramírez, de Comisiones Obreras. El expediente de regulación termina en junio pero en abril los mineros ya tendrían, por tanto, que ponerse manos a la obra "Si cierra la mina aquí se quedan los viejos sólos", vaticina un joven en un bar. Los bares, como el Hogar del Pensionista, están llenos a de jubilados, parados, y regulados. "Aznalcóllar tiene cabras, colmenas, tierras de labor", enumera Ramírez como alternativas que no se han desarrollado. La explotación amenazó clausura en 1979 cuando la abandonó el Banco Central y en 1992 cuando se agotó la corta de Aznalcóllar. Pero el sindicalista se agarra a lo que entonces dijeron "los mayores": "La mina siempre tira para adelante".

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