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DROGAS LA PRESIÓN EN EL ESTRECHO LLEVA EL TRÁFICO A LA COSTA VALENCIANA

La policía decomisó en 1998 unas 26 toneladas de hachís y 70.000 pastillas de drogas de síntesis

A pesar de los tres grandes alijos de cocaína decomisados hace unas semanas en Almassora y Valencia, que suman 872 kilos, la Policía Nacional y la Guardia Civil afirman que la Comunidad Valenciana es una mera "consumidora" de esta sustancia, sin relevancia en el tráfico nacional. Algo similar ocurre con la heroína (en 1998 sólo se han decomisado 13 kilos, según la Delegación del Gobierno). Por contra, los expertos señalan que la Comunidad ocupa un papel relevante en el tráfico de drogas de diseño y hachís, ya que la entrada en grandes cantidades se desplaza debido a la presión policial en el Estrecho. 26 toneladas de hachís y 70.000 pastillas de drogas de diseño fueron decomisadas el año pasado.

Ni siquiera la desarticulación este año de dos laboratorios que procesaban c30ocaína en Almassora y Guadassuar hace creer a los expertos antidroga que en la Comunidad se exportan grandes cantidades de esta droga. Estos laboratorios (y otros que funcionan de forma clandestina y aún no han sido localizados, según la Policía) "se limitan a abastecer a los distribuidores del mercado valenciano". Un agente curtido en la lucha contra el narcotráfico detalla que han empezado a instalarse laboratorios de cocaína ante la dificultad, cada vez mayor, que entraña la introducción de alijos de cocaína en la Comunidad por la vigilancia policial. "Traen la materia prima y la elaboran aquí", precisa. De hecho, los 1.360 kilos de cocaína decomisados este año en tierras valencianas empalidecen ante las cifras que se manejan en otras comunidades. Un portavoz de la Policía recuerda que hace cuatro meses capturaron 2.900 kilos de cocaína en un barco en la Costa del Sol, y que en Galicia y Canarias han decomisado alijos que rebasan el millar de kilos. En cambio, este año se han decomisado en la Comunidad Valenciana 26.000 kilos de hachís y 70.000 pastillas de drogas de síntesis, unas cantidades mucho más importantes en el contexto nacional. Sobre todo las pastillas: el delegado del Gobierno, Carlos González Cepeda, destaca que en una sola operación han intervenido más dosis de LSD (2.300) que en todo el año pasado en el resto de España. También destaca que en 1997, el 70% de las pastillas de drogas sintéticas se incautaron en esta comunidad. En un laboratorio alicantino de drogas psicotrópicas decomisaron recientemente 40.000 dosis de speed. Con respecto al hachís, la Guardia Civil destaca que la Comunidad es, desde hace tiempo, un lugar de tránsito de esta droga en su viaje desde Andalucía a centroeuropa. Rara es la semana en la que sus agentes no decomisan una pequeña cantidad de hachís en el peaje de la A-7 en Puçol. Pero, ante la presión policial en las costas del sur, algunos traficantes comenzaron hace dos años a desembarcar sus alijos en las playas valencianas, sobre todo en La Safor. La operación Niebla del pasado miércoles, en la que se decomisaron 4.370 kilos de hachís, ha sacado a la luz la infraestructura que poseen estos narcotraficantes en la Comunidad: los detenidos habían alquilado un chalé en Tavernes de la Valldigna para refugiarse y almacenar la droga. La Guardia Civil señala que el tráfico de droga y el de inmigrantes ilegales están interconectados. "Algunos de los ciudadanos magrebíes detenidos en las redadas eran simples peones de las redes de narcotráfico que se pagaban el viaje a la península ayudando a descargar la droga, a muchos los llevaban indocumentados para tenerlos controlados", comenta un agente. El elevado número de turistas que reciben las playas valencianas en verano obliga a los traficantes, según los guardias, a postergar sus incursiones hasta el otoño y el invierno. "Aprovechan las noches de niebla y de luna llena, cuando el mar está calmado", detallan. En un alarde de picardía, una banda de narcotraficantes desembarcó el año pasado un alijo de unos 4.000 kilos de hachís en la playa de Oliva la víspera del día del Pilar, la patrona de la Guardia Civil. Confiaban en que los guardias, con los que habían trabado amistad en los últimos meses, estarían de fiesta. Pero cayeron víctimas de sus propios errores: sus tres embarcaciones acabaron encalladas en la playa.

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