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Zaplana y Matas refuerzan el eje Valencia-Palma frente a Pujol. Zaplana otorga al Govern balear en las islas la "titularidad de la señal pública de Canal 9"

La Comunidad Valenciana y las Islas Baleares se acercan en clave política y conservadora. Los presidentes de ambas autonomías, Eduardo Zaplana y Jaume Matas, respectivamente, acompañados de sendas delegaciones gubernamentales, celebraron ayer en Bunyola (Mallorca) una cumbre que acentuó la existencia del eje político Valencia-Palma -el Arco Mediterráneo si se engloba a Murcia- que el PP y José María Aznar propician para compensar el peso y la influencia de los nacionalistas catalanes de Jordi Pujol.

El presidente de la Generalitat de Cataluña, concretamente, fue emplazado por sus colegas valenciano y balear, "con firmeza" a "un diálogo serio y rápido" sobre "la gestión campartida" del Archivo de la Corona de Aragón (ACA). Con el fin de poder "realizar y cumplir los mandatos de los estatutos (de Valencia, Baleares, Aragón y Cataluña)", según enfatizó Zaplana. "No debe de haber ninguna pega", aseguró el presidente valenciano que aún no ha hallado fecha para citarse con su colega catalán y sendas delegaciones de ambos ejecutivos. Mientras, Jaume Matas dijo que esta cuestión del ACA "afecta muchísimo" a las islas porque "es un patrimonio de mucha importancia". Desde 1983 no se ha constituido el patronato intercomunitario que ha de tutelar los enormes fondos documentales e históricos, guardados desde siempre en Barcelona, donde se aglutinan parte de los archivos reales de los antiguos reinos y territorios que integraron en la Edad Media la confederación de la llamada Corona de Aragón.Zaplana expresó en Mallorca su deseo de "querer mirar al futuro y andar conjuntamente donde la unión (de Valencia y Baleares) puede ser de gran utilidad". Calificó las relaciones como "inmejorables" desde "el punto de vista institucional y personal". Matas evitó comentar la cuestión de la identidad lingüística entre el catalán de Mallorca y el valenciano: "No sería prudente entrar en cuestiones internas", señaló ante lo que su homónimo político resaltó que "ya no es un conflicto interno" o que "en todo caso se ha atenuado de forma espectacular(...). No es la batalla de Valencia", en alusión a un titular periodístico. Los presidentes Zaplana y Matas son amigos muy próximos en lo personal y en la estrategia política. El primero actuó semanas atrás de gran estrella invitada en la ciudad mallorquina de Inca cuando se proclamó a Matas presidenciable balear del PP. Ambos son además compañeros de vacaciones, de padel y de navegación por las costas de Formentor. En los dos últimos veranos han frecuentado los yates de sendos destacados hoteleros mallorquines, en compañía del director de El Mundo, Pedro J. Ramírez. "Tenemos conjuntamente una ambición inequívoca de profundizar en el autogobierno y en la calidad de nuestras competencias", manifestó el dirigente valenciano, quien en distintas ocasiones ponderó diversas líneas programáticas y áreas de actuación de las dos autonomías como las más eficaces, más avanzadas o mejor calificadas de España. Eduardo Zaplana y Jaume Matas interpretan, además, desde generaciones y estilos fronterizos, una salida ideológica y táctica parecida: liberalización a ultranza, privatización de la gestión de hospitales y otros servicios públicos, autoestima institucional, mucha política de imagen, tendencia a mantener viva o crispada la polémica con los nacionalistas culturalistas, que sostienen la raíz catalana de la lengua propia que comparten. Matas cree que alentando polémicas con fuerzas de matiz centrista y nacionalista -PSM de Mallorca y Unió Mallorquina (UM), en el caso de Baleares- puede erosionar su crecimiento hacia la derecha. El PSM está aliado con la Convergència de Pujol y UM con la UDC de Durán Lleida y con Unión Valenciana. Ayer, Matas y Zaplana en Mallorca -cinco días antes de que el primero se reúna con Jordi Pujol en Menorca, una prelación de contactos y acuerdos reveladora-, el presidente insular apretó con Zaplana un poco más la tuerca de presión sobre la Obra Cultural Balear (OCB) y su filial Voltor. La OCB es la entidad que anualmente moviliza en la calle a varios miles de manifestantes en demanda de mayor compromiso institucional con la normalización lingüística y que gestiona los repetidores de Canal 9, TV3 y Canal 33, desde hace más de una década instalados por suscripción popular. La Generalitat valenciana formalizó la entrega al Gobierno balear de la "titularidad de la señal pública de Canal 9 y Notícies 9 [disposición que será efectiva cuando se modifique la ley de terceros canales] para garantizar a los ciudadanos de Baleares la recepción de la señal en nivel de calidad y cumplir un mandato institucional". Con ello, los repetidores de la OCB "serán ilegales", en concreto su centro nodal de Alfabia, que Matas quiere duplicar con otro público, si no lo interviene o lo adquiere. "Es la última oportunidad que tienen para llegar a un acuerdo", dijo el mandatario balear, quien también pretende que TV3 y la Generalitat propicien la misma operación. "Lo propondré [a Pujol] y no se si habrá acuerdo", agregó. El eje Valencia-Palma también potenciará la divulgación internacional de la "dieta mediterránea" que comparten valencianos, murcianos y baleares para obtener "una imagen conjunta" en el plano de la promoción turística. Colaborará asimismo en temas de redes de seguridad y de formación de los operadores del 112, un servicio de emergencias en el que ambos gobiernos tienen un interés en potenciar y lanzar internacionalmente. Las dos comunidades se ayudarán en la lucha contra incendios o en casos de catástrofe, así como en la modernización de la Administración, las redes informáticas avanzadas y la proyección de precoces ensayos de enseñanza del idioma inglés en las escuelas. El clima de entendimiento y cordialidad llevó a minimizar el enfrentamiento que en Ibiza mantienen los barcos de arrastre alicantinos con los inspectores de pesca de Baleares.

"Valencianización"

En los últimos años se está produciendo una proceso de "valencianización" de Baleares, una interpretación valenciana de la política y de la realidad, en especial en Palma de Mallorca: así se observan la proliferación de festivales pirotécnicos populares semejantes (castillos enormes de fuegos artificiales) y pasacalles religiosos de gremios y sociedades afines al poder (con ofrendas florales de entidades a la Virgen jamás celebradas), la implantación de una estética ornamental y arbórea de la ciudad (proliferan las palmeras por doquier). En el plano comercial y económico, la conexión también crece: la compañía Air Nostrum, apoyada por la Generalitat valenciana, cubre vuelos que atendían anteriormente las compañías públicas en las islas y las dos cajas valencianas, Bancaixa y la CAM, han hallado en Baleares un gran índice de penetración y un protagonismo financiero acelerado. Desde hace dos años y medio, cuando Jaume Matas ocupó el cargo de presidente balear, de rebote, tras la caída por corrupción de su mentor y líder electoral Gabriel Cañellas, el mandatario valenciano ha sido su mejor aval para traspasar la puerta de acceso a La Moncloa y acceder a los medios de prensa favorables al Gobierno de José María Aznar. Matas sintoniza muy bien con lo valenciano, especialmente con el sector alicantino: estudió Economía en Valencia y se casó allí con una maestra alicantina, Maite Areal, que crece en protagonismo político, en un mismo plano que el presidente, como ocurre con Ana Botella, la esposa de Aznar.

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