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El sindicato independiente STEE-EILAS defiende su mayoría en las aulas frente al resto de centrales

VIENE DE LA PÁGINA 1 El próximo 27 de enero se celebran las elecciones sindicales en la enseñanza pública universitaria y no universitaria, lo que permitirá comprobar cuál es la correlación de fuerzas en el mundo de la educación. La contienda habitual entre ELA, CCOO, UGT y LAB tiene en este caso un intruso poderoso, STEE-EILAS (Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Euskadi). Este sindicato independiente, que se define de izquierdas y nacionalista, es el mayoritario en el sector, con una representación que alcanza al 25% de los trabajadores, por lo que el resto de centrales van a disputarle la hegemonía. A diferencia de la enseñanza pública, que celebra las elecciones sindicales en bloque cada cuatro años, la educación privada tiene unos procesos independientes que son de carácter anual. Los programas electorales de las centrales coinciden en demandar más estabilidad para el profesorado, pero a partir de ahí los puntos de coincidencia son mínimos. La euskaldunización de los docentes, la supresión del modelo A (enseñanza en castellano con el euskera como asignatura) o la necesidad de que la educación quede al margen de las disputas políticas son algunos de las cuestiones a debate. Un total de 22.200 trabajadores -20.000 de ellos docentes y el resto administrativos, personal de limpieza y cocina- podrán votar en las urnas que se instalarán en los centros públicos de educación no universitaria y en las escuelas y facultades de la UPV. Es necesario obtener más del 5% de los votos emitidos para formar parte de la mesa de negociación, donde se discuten las condiciones de trabajo y otras cuestiones con el Departamento de Educación. La principal batalla El sector docente no universitario es donde se libra la batalla más importante, dado que representa a cerca de 16.000 profesores. En las anteriores elecciones se eligieron 92 delegados (23 en Álava, 29 en Guipúzcoa y 40 en Vizcaya). STEE-EILAS se aupó al primer puesto con el 25% de los votos de este colectivo, lo que se tradujo en 23 delegados. La Federación de Trabajadores de la Enseñanza de UGT fue segunda con el 19% de los votos (18 delegados). A continuación se situaron CCOO (18% de los votos y 16 delegados), LAB (16% de los votos y 15 delegados) y ELA, que obtuvo 14 delegados gracias al respaldo de un 14% de votantes. La Asociación Nacional de Profesores de Educación (ANPE) quedó relegada al último lugar al conseguir sólo tres delegados -todos en Álava- con el 5% de los votos emitidos. En el ámbito universitario STEE-EILAS también es mayoritario. En 1995 obtuvo 14 delegados por los 11 de CC OO, ocho de ELA, siete de UGT, seis de LAB y tres del CSIF. La UPV es el segundo sector de importancia sindical por el número de trabajadores que aporta, cerca de 5.000, y que se reparten entre profesores y personal de administración y servicios (PAS). Para completar el censo de 22.000 personas con derecho a voto hay que incluir a los profesores de educación especial (donde también domina STEE-EILAS), los profesores de los centros y las ikastolas que se hicieron públicas y el personal de limpieza y cocina. Estos tres colectivos apenas superan los 1.000 trabajadores. STEE-EILAS nació hace veinte años por el impulso de los sectores más progresistas de la enseñanza para influir en la reforma del sistema educativo vasco. No es el único caso de organización sectorial, ya que casi todas las comunidades autónomas cuentan con centrales que agrupan a trabajadores de la enseñanza y que están asociadas en una confederación. La ausencia de una definición ideológica contundente en sus estatutos fundacionales no impide que este sindicato se sienta más o menos cómodo con unas centrales que con otras. Así, en cuestiones como la "búsqueda de la soberanía para Euskadi" o la promoción del euskera corre de la mano de ELA y LAB, mientras que se suma a CC OO cuando se trata de defender lo público. En su programa electoral plantea la revisión de los perfiles lingüísticos en todos los ciclos educativos y la supresión del modelo A porque "ni euskalduniza ni cumple la ley". También pide más dinero para la enseñanza pública no universitaria con el fin de adecuar la plantilla real a la presupuestaria.

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