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Vuelta a los orígenes

El movimiento okupa madrileño tuvo su bautismo en la misma calle del Amparo, donde ayer se produjo la toma de un edificio. En noviembre de 1985, un grupo de 18 jóvenes entró a un abandonado almacén de tres plantas en Amparo, 83. Fue la primera acción de un entonces incipiente movimiento okupa inspirado en el que ya existía en Londres, Amsterdam o Berlín. Antes de esta iniciativa con un fondo político, se produjeron infinidad de okupaciones en barrios obreros protagonizadas por familias necesitadas espoleadas no tanto por una cuestión ideológica como por resolver su acuciante problema de falta de techo. La ocupación de 1985 duró 11 días. Detrás llegaron otras, todas en la misma zona de Lavapiés y las Rondas, como la de la fábrica Pacisa, en la ronda de Atocha, 35, que tuvo dos fases: una primera en 1987 y otra siete años después; la de un edificio del Ministerio de Hacienda en Argumosa, 41; la de la antigua imprenta Minuesa, en la ronda de Toledo, 26; la de un inmueble en la calle de Bernardino Obregón; la de otras dos fincas en Ave María; la de Lavapiés, 19 y, por último, la de Embajadores, 68.

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El Laboratorio, segunda parte

Esta última fue la más ambiciosa de todas, por el tamaño del edificio y porque en ella se pretendía colaborar con grupos como SOS Racismo, Ecologistas en Acción, Sodepaz, asociaciones de inmigrantes senegaleses y marroquíes y entidades como la asociación vecinal de La Corrala o Paideia. En el recinto se celebraban conciertos, existía un comedor, un aula telémática y una biblioteca. Hasta que fue desalojado.

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