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Obuchi propondrá a los Once un pacto de estabilidad entre el yen y el euro

El temor a que el yen quede arrinconado, reducido a una moneda de ámbito regional, frente a la siempre poderosa divisa estadounidense y a la fulgurante ascensión del euro condujo ayer hasta la capital francesa al primer ministro japonés, Keizo Obuchi, acompañado de su ministro de Planificación Económica, Taichi Sakaiya. El Gobierno de la segunda potencia económica mundial considera que la relación entre las tres grandes monedas -euro, dólar y yen- va a desempeñar un papel primordial en los meses venideros y puede condicionar seriamente los esfuerzos por hacer que este año sea el primero de la recuperación japonesa. En esta visita europea de una semana, que tendrá también sus escalas en Bonn y Roma, el primer ministro japonés intentará sentar las bases de un acuerdo que permita controlar los efectos del nacimiento del euro, particularmente en lo que se refiere a la estabilidad en los mercados de cambios.Junto al riesgo de la marginación en este nuevo orden monetario mundial, los japoneses ven también la posibilidad de aprovechar la pérdida de la hegemonía del dólar para internacionalizar su divisa a partir de la constitución de una zona del yen en Asia. Creen que europeos y japoneses pueden llegar a sintonizar sus intereses en momentos y terrenos determinados. Un ejemplo de esa convergencia coyuntural puede encontrarse en las reservas monetarias de cambio, constituidas casi en un 70% por dólares.

Con el nacimiento de la moneda única europea, parte de esas divisas van a ser convertidas en euros. Según los expertos, el porcentaje de reservas en euros puede alcanzar el 30%, frente al 15% o 17% que posee actualmente el yen. Sólo los bancos centrales asiáticos disponen en estos momentos de unos 700.000 millones de dólares en reservas (más de 560.000 millones de euros).

Punto de equilibrio

Los Gobiernos de los 11 países de la zona euro temen, a su vez, que la transformación en euros de una parte sustancial de esos fondos conduciría a una inmediata apreciación de la divisa y obligaría al Banco Europeo a intervenir con la creación de moneda para evitar una desmesurada apreciación. El propio primer ministro Lionel Jospin lo subrayó ayer en una entrevista al diario Le Monde. "El euro no debe ser sobrepreciado, porque lo que ganaríamos en el terreno monetario lo perderíamos en el terreno comercial y, en última instancia, en el terreno económico", afirmó.

Dado el carácter preliminar de las conversaciones que Keizo Obuchi y el ministro de Planificación Económica mantendrán con las autoridades francesas, alemanas e italianas, no parece que la ronda europea vaya a permitir por ahora establecer mecanismos concretos de coordinación.

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