"Es prematuro jubilar políticamente a Borís Yeltsin"
Serguéi Yastrzhembski, a sus 45 años de edad, conoce todos los laberintos del Kremlin. Llamado desde Eslovaquia, donde era embajador, al lado de Borís Yeltsin cuando éste comenzó su segundo mandato, en 1996, ha sido, sin duda, su mejor secretario de prensa. Con él comenzó una nueva era de apertura y relativa transparencia en el Kremlin, y por primera vez la salud del presidente dejó de ser un asunto tabú. Yastrzhembski no se limitó a ser un brillante portavoz, sino que ascendió en el escalafón del Kremlin, simultaneando este puesto con el de subjefe de la Administración presidencial responsable de Política Exterior, y convirtiéndose así en uno de los personajes más influyentes del país. Yastrzhembski conoce también tanto la embriaguez de la ascensión como el vértigo de la caída. Hoy, desde su despacho en el Ayuntamiento de Moscú, recuerda para EL PAÍS las circunstancias de su destitución y habla del nuevo movimiento creado por el alcalde Yuri Luzhkov, presidenciable que en estos momentos tiene las mayores posibilidades de reemplazar a Yeltsin en el Kremlin. "Después de la crisis del 17 de agosto y de la caída del Gobierno de Serguéi Kiriyenko, el presidente presentó a Víktor Chernomirdin como primer ministro, pero la Duma lo rechazó en dos oportunidades. Según la ley, quedaba una última votación y era evidente que Chernomirdin sería rechazado", recuerda el ex portavoz. Para evitar la disolución del Parlamento, la "desestabilización total y la expulsión de la oposición a la calle", se decidió proponer a Borís Yeltsin que presentara otro candidato.
En la reunión que mantuvo el presidente en su residencia Gorki 9 con el entonces jefe de su Administración, Valentín Yumáshev, con el secretario del Consejo de Seguridad, Andréi Kokoshin, y con Yastrzhembski, estos dos le propusieron presentar a Luzhkov para primer ministro, a lo que categóricamente se oponía Yumáshev, quien abogaba por Chernomirdin. "También le dijimos que la candidatura de Yevgueni Primakov sería viable, siempre y cuando el mismo Primakov accediera", cosa a la que se estuvo negando hasta el último momento. Las consecuencias de esta conversación son de conocimiento público: Kokoshin y Yastrzhembski fueron destituidos a los pocos días. Yastrzhembski no ha vuelto a ver al presidente desde entonces ni ha hablado con él por teléfono.
Tradicional en el Kremlin: te echan sin avisarte ni darte explicaciones. Verdad es que con Yastrzhembski, que no se ha permitido ni una sola palabra crítica con respecto a Yeltsin, el presidente ha tenido la deferencia de enviarle una carta de agradecimiento por su labor en el Kremlin.
"Es prematuro jubilar políticamente a Borís Yeltsin. Se equivocan profundamente los que ya lo han borrado de las listas de políticos activos. Los altibajos en la actividad del presidente no son nuevos; quizá sea una propiedad de su organismo, pero a pesar de la apariencia de pasividad que da a veces, eso no significa que deja de ser el jefe del Estado y el garante de la Constitución", opina Yastrzhembski, quien está seguro de que Yeltsin continuará al frente del país hasta que expire su mandato, el verano del 2000. "Toda organización seria se crea para participar en las elecciones, y si participa en ellas lo hace con el ánimo de ganar", dice el antiguo portavoz presidencial sobre Otéchestvo (Patria), el movimiento de centro-izquierda creado en diciembre por Luzhkov y registrado el último día de plazo legal para poder presentar candidatos para las elecciones parlamentarias del próximo mes de diciembre.
Yastrzhembski es un hombre clave en el equipo de Luzhkov, aunque no forma parte de la dirección de Otéchestvo, ya que "se decidió excluir de ella a los funcionarios para evitar su nomenklaturización y para no caer en el error de Nuestra Casa es Rusia", el partido de Chernomirdin. "La imagen de ser el partido del poder les trajo sólo problemas y creo que les hizo perder muchos votos", opina.
Además de ser el responsable de las relaciones exteriores y regionales de la capital, Yastrzhembski está creando el Departamento de Relaciones Públicas e Información, que tendrá como tarea principal formar una imagen positiva de Luzhkov y de Moscú, tanto en el extranjero como en Rusia. En provincias hay cierto rechazo a la capital, y por extensión, a los políticos moscovitas, y, aunque Yastrzhembski no lo diga, precisamente esto es lo que debe cambiar el nuevo departamento, y demostrar que un habitante de la capital, contrariamente a la difundida opinión popular, puede convertirse en un líder nacional. En cuanto al aspecto internacional, "no es un secreto que en los últimos años la imagen de Rusia ha empeorado mucho. Ven a nuestro país, y por tanto a Moscú, como una especie de agujero negro, una sociedad incapaz de reformarse, y piensan que con los rusos no se pueden tener negocios limpios", explica. "Queremos que el mundo y el país cambien la impresión que tienen de Moscú".
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