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EL CALENDARIO ELECTORAL

Una legislatura bajo la sombra del adelanto de los comicios

La quinta legislatura del Parlamento catalán finalizará el próximo otoño, cuando estaba previsto, a pesar de que desde su inicio estuvo marcada por las conjeturas sobre un posible adelanto electoral. Jordi Pujol, su partido, y la coalición CiU contribuyeron en gran medida a esa situación, que dio a la legislatura un aire de provisionalidad poco ajustado a la realidad parlamentaria.

Los nacionalistas quedaron lejos de la mayoría absoluta en los comicios de 1995, pero gracias al apoyo del PP no tuvieron otro contratiempo que la pérdida de la presidencia del Parlamento catalán. El acuerdo de socialistas, populares, comunistas y republicanos para arrebatar a los nacionalistas la presidencia de la Cámara auguraba una legislatura inestable y dio paso a las primeras conjeturas sobre un anticipo electoral, pero el pacto de los cuatro no fue más allá.

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Pujol, que durante 1997 hizo innumerables declaraciones a favor de agotar la legislatura, cambió de idea el 24 de noviembre de ese año al anunciar en la televisión pública catalana que su deseo era convocar elecciones en la primavera de 1999. El presidente catalán quiso salir así al paso de los rumores sobre un adelanto electoral al verano de 1998, avalados por el indisimulado deseo de algunos dirigentes de su partido de acabar con una situación incómoda en el Parlamento y evitar al mismo tiempo que el candidato socialista, Pasqual Maragall, tuviera tiempo de organizarse.

Un deseo, no una decisión

Sin embargo, las palabras de Pujol tuvieron el efecto contrario, ya que no hicieron más que aumentar los rumores porque el propio presidente catalán se encargó de reiterar que la convocatoria de elecciones a principios de 1999 era sólo "un deseo" suyo, no una decisión firme. Durante todo este año, las cábalas han sido constantes, porque algunos dirigentes de CiU seguían esgrimiendo las encuestas para defender la necesidad de celebrar las elecciones en verano.Tras el verano, y una vez que quedó claro que Pujol no pensaba convocar los comicios en 1998, el debate interno en CiU y los rumores se centraron en si efectivamente las elecciones se celebrarían en la próxima primavera o si el presidente optaría por agotar la legislatura, como ha defendido la cúpula de Convergencia en las últimas semanas. Por contra, Unió Democrática, socio de Convergencia, ha defendido desde el principio el adelanto electoral a marzo de 1999.

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El anuncio efectuado ayer por Pujol ha sorprendido en cierta forma a los partidos, que desde hace meses tenían claro que las elecciones serían en primavera y debían engrasar su maquinaria electoral.

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