Iturgaiz plantea un marco vasco de convivencia frente a la "obsesión" soberanista
Hasta 15 veces repitió el candidato del PP, Carlos Iturgaiz, el concepto de nuevo cuño "marco vasco de convivencia" para confrontarlo con la "obsesión de modificación del marco político" de los nacionalistas, que, a su juicio, da carta de naturaleza al Gobierno de Juan José Ibarretxe. Iturgaiz reivindicó el Estatuto de Gernika y la capitalidad vasca para Vitoria, "no para Estella (Lizarra)". "El problema", dijo, "no es el ministro del Interior, sino Lizarra".
Carlos Iturgaiz aseguró que ha llegado la hora del diálogo. "Diálogo para cerrar el problema vasco, no para generar la independencia", porque alimentaría "aún más el conflicto vasco", argumentó.A lo largo de su primera intervención, que comenzó y terminó en euskera y duró 45 minutos, el líder de los populares vascos se esforzó en subrayar la necesidad de cambiar el verbo excluir por el de compartir; la amenaza, por el diálogo.
En un intento de plantear una alternativa al denominado ámbito vasco de decisión (que los vascos decidan su futuro sin límites ni imposiciones), pilar de la política de pacificación del nuevo ejecutivo, Iturgaiz abandonó la terminología de su padre político, el ministro del Interior, Jaime Mayor, al que apoyó frente al vendaval nacionalista. El "proyecto común compartido" de Mayor, concepto que los nacionalistas "no han sabido entender", según Iturgaiz, se transformó en "el marco vasco de convivencia".
El líder del PP echó mano de las palabras del presidente del Gobierno central, José María Aznar, para recordar la "agresión a la libertad" que sufren los cargos del PP. Así, admitió que ha llegado la hora del diálogo para superar el "conflicto vasco", pero negó que durante esta transición puedan persistir tics del pasado como las amenazas y las campañas de agresión radicales. "No es posible que exista un margen de violencia tolerable en democracia", dijo parafraseando parte de la última declaración institucional de Aznar.
Hasta aquí, todo sobre el guión. Pero sorprendió al tomar prestadas unas declaraciones del propio presidente del PNV, Xabier Arzalluz, en el Congreso durante el debate constitucional de 1978. El dirigente nacionalista admitía entonces que "la división, los odios y los dolores de toda índole" eran resultado de un "grave error político". El mismo al que Iturgaiz apeló ayer en más de 15 ocasiones: no haber definido un "marco vasco de convivencia" frente a la realidad monolítica, a su juicio, que pretenden trasladar los nacionalistas.
Iturgaiz no quiere caer de nuevo en ese error. Considera que el terreno de juego común entre nacionalistas y no nacionalistas ha funcionado en estos 20 años, tanto a nivel político (Estatuto) como en pacificación (Pacto de Ajuria Enea). Y la guinda a esta trayectoria la pusieron los partidos y la sociedad con el espíritu de Ermua. El candidato popular advirtió que, para borrar toda esta trayectoria compartida, los nacionalistas han firmado el Pacto de Estella, "que representa la exclusión y la imposición".
De nuevo exigió Iturgaiz a los nacionalistas que expliquen el calado de términos como ámbito vasco de decisión, un concepto que el PP entiende como un "planteamiento adicional de presión" en Euskadi y un exponente "radical de lo vasco". Un término, dijo, que unos días cabe en la Constitución y otros no, y que otros se puede desarrollar desde el Estatuto y al día siguiente no, en alusión a declaraciones de Arzalluz.
Pero, sobre todo, dejó claro que su "referencia no puede ser una Euskadi virtual, que cuestione permanentemente sus instituciones, que no termine de aceptar la reglas de juego y en la que siempre quede un margen para la intolerancia o la incomodidad de amplios sectores sociales". A lo largo del debate, Iturgaiz, mucho más suelto, entró en el cuerpo a cuerpo con el portavoz del PNV, Joseba Egibar. Le aseguró que no hay duda de que puede llegar a "ser lehendakari, no ahora, porque ustedes van a tener el apoyo de EH", pero sí más adelante, porque "nos están dejando el terreno cada vez más fácil" con esa orientación de "radicalidad" que va a tener el próximo Ejecutivo. Y salió en tromba en defensa de Mayor y de la utilización del ministro como coartada por el PNV y EA. "Dejen en paz al ministro del Interior. El problema no está allí. Lo originan ustedes con su apuesta frentista y la radicalidad" de Lizarra.
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