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Entrevista:

"En España seguimos en el reino de la arbitrariedad"

Juan Serraller preside la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE), que este años ha galardonado a Nelson Mandela, a Desmond Tutu, a la Coordinadora de Viudas de Guatemala, a Luis Otero y a Maruja Torres, en conmemoración del 50º aniversario de la Declaración de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas.Pregunta. ¿Cuáles son los talones de Aquiles de los derechos humanos en España?

Respuesta. Sobre el papel, España es el reino de la legalidad. Pero realmente seguimos siendo el reino de la arbitrariedad. Mucha gente que cobra por velar por la ley no cumple con su trabajo. De ahí que la APDHE deba apelar constantemente a que la legalidad se adecúe a la Declaración Universal y sobre todo a que se cumpla en los hechos. En España hay un enorme retroceso en materia de derechos humanos en lo referente a los inmigrantes, y tenemos que vigilar los malos tratos a mujeres y niños y la situación en las cárceles. Si se resolvieran esos problemas, y el de las personas sin empleo, estaríamos más cerca de la paz social; y a escala planetaria, resolver esos contenciosos alejaría el riesgo de guerra, cuya prevención está en la raíz de la Declaración Universal.

P. ¿Existen perspectivas de mejora en España en la cuestión de los derechos de los inmigrantes?

R. Creo que han ido a peor. Los inmigrantes son activamente perseguidos por el Gobierno y las instituciones. La frase de Aznar "Había un problema y lo hemos solucionado" indica que se les considera cosas y no personas. Pero son personas que al emigrar se juegan su propia vida o, al menos, toda su fortuna. Lo que el ciudadano español tiene que comprender es que ese acoso al inmigrante nos perjudica a todos ya que con la explotación de los inmigrantes se han deteriorado fatalmente las condiciones laborales en España. Ellos, los inmigrantes, están absolutamente indefensos, pero constituyen un ejército laboral de reserva que se utiliza para asustar a todos los sectores con el fantasma del paro.

P. El maltrato a mujeres y niños, ¿ha ido a más?

R. Pese a las apariencias, creo que hay menos casos. Lo cual no impide que cause más víctimas que el terrorismo, aunque oficialmente nos preocupe menos. La raíz estriba en que los agresores consideran a la mujer o a los hijos como propiedad. Según estudios realizados , tras cada caso de mujer asesinada en la familia hay un promedio de ocho años de continuo maltrato. Es un problema que no se resuelve con medidas represivas, sino haciendo que esos hombres entiendan que el problema son ellos mismos y que vivir en pareja es una oportunidad de enriquecernos como personas.

P. La cárcel entendida como fábrica de reinserción social, ¿es un mito?

R. Tal como está, la cárcel es una fábrica de reincidencia en el delito. Si nos quedamos en los textos legales, las cárceles españolas están bien, hay psicólogos, hay jueces de vigilancia... Pero de nuevo topamos con la arbitrariedad: el preso depende de quién le toque.

P. ¿Qué le falta a la Asociación Pro Derechos Humanos de España para ser un interlocutor imprescindible en los problemas sociales?

R. Somos molestos, pero es lo que tenemos que ser si queremos una sociedad más justa. Nos faltan, por supuesto, medios económicos, y gente que trabaje, en especial necesitamos un buen equipo de abogados curtidos en los temas de derechos humanos.

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