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FOTOGRAFÍA

La mirada del cubano Figueroa y la de García Poveda sobre La Habana se "encuentran" en el metro de Valencia

No hay trayecto más largo que el de la memoria. Como no hay recuerdo más corto, y tampoco más letal, que el olvido. Quizá por eso Eliseo Alberto hace de su viaje por entre la mirada del fotógrafo cubano José A. Figueroa un texto dedicado a exorcizar la desmemoria. Para que -como dice el escritor cubano- "el olvido" no sea "más que un mal recuerdo". Así, de esta forma, desprovista de atavismos, pero cargada de momentos, de "charcos" y "aguaceros", de "canastos de bejucos" y "hojas de palma", de "la soledad más densa" y de aquellos días de Sierra Maestra, llegan a Valencia 40 imágenes de uno de los principales testigos de la historia reciente cubana. Del otro lado, recorriendo las calles de la capital cubana en una especie de ceremonia de encuentro entre "el Espíritu Santo y el Espíritu de la Historia", caminan juntos el escritor Manuel Vázquez Montalbán y el fotógrafo valenciano José García Poveda. Y del resultado de ese paseo surgen otras 40 imágenes que logran captar los rostros de los niños habaneros, ésos que -como dice la pluma ácida y a la vez humana de Vázquez Montalbán- son los que mejor retratan la historia reciente de La Habana, la de "Fidel y Juan Pablo II convertidos en muñequitos disfrazados de Fu Manchú". Decididamente, en Encuentro, la exposición que ayer por la tarde se inaguró en el vestíbulo del Metro Avinguda, la memoria y la mirada se suben al tren, sin miedo a descarrilar, para mostrar una parte de esa cubanía y lo mejor del corazón habanero.

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