Los gitanos bordan la Navidad
No sé por qué, los gitanos en España siempre han sido muy afectos a celebraciones como las navideñas. Especialmente los del Sur, los gitanos flamencos, y de entre ellos los de Jerez, se han distinguido por una notable asimilación de tradiciones populares a las que dieron carácter propio.El caso más significativo es el de las bulerías, estilo por el que Niño Gloria y otros cantaores de su entorno metieron villancicos y canciones andaluzas de la Navidad, haciendo de todo ello un género propio que no ha dejado de interpretarse llegadas estas fechas. Bien al contrario, creció de manera formidable reinstalándose en la tradición y pasando a empeños más ambiciosos que las fiestas domésticas, como ocurrió en 1933 en el teatro Español de Madrid, dentro del espectáculo con que La Argentinita volvió a la escena.
Los gitanos cantan a la Navidad
Cante y baile: José Vargas, El Mono; Macarena de Jérez; Macarena Moneo; Maribel Vargas; Estefanía Aranda; Alfonso Carpio, El Mijita. Toque: Antonio Higuero, Diego Amaya. Centro Cultural de la Villa. 22 de diciembre.
Es cierto que los gitanos tienen un especial don para decir estos cantes a mitad de camino entre lo festero y lo religioso. Tienen convicción, los sienten y los dicen con una verdad henchida de ingenuidad no exenta a veces de una inocente picardía. El guitarrista Manuel Morao tuvo la buena ocurrencia de formar un grupo de gitanos jerezanos que llegadas estas fiestas recorren escenarios para publicar la buena nueva -su buena nueva- con la alegría, la música y los bailes que les son propios, haciendo gala de una magia singular para transmitirlos a las audiencias por muy ajenas que sean al sentimiento religioso que los inspira.
La segunda parte de este espectáculo, en su totalidad una gozosa fiesta por bulerías, es un compendio ejemplar de cuanto estamos diciendo. Todos los integrantes del grupo brillan en una forma de hacer arte que parece innata en ellos, pero muy especialmente Macarena de Jerez, Macarena Moneo y ese cantaor / bailaor de tan especial talento José Vargas, El Mono, quien sin ningún exceso gestual se manifiesta como un maestro.
La primera parte es más convencional, pues cantan villancicos y otros temas tradicionales en los que sólo de vez en cuando aparece el melisma jondo, pero aun así son interpretaciones llenas de sabor y encanto. Y no debemos silenciar, pues sería injusto, que a lo largo de todo el espectáculo hay dos guitarristas jóvenes de Jerez, Amaya e Higuero, que hacen con maestría y una variedad de registros impresionantes la música soporte de estos géneros.
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