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"En Euskadi, somos objeto de la perversidad de las tertulias"

Gotzon Toral, de 39 años, es periodista. En 1993, abandonó las emisoras por las aulas de la Universidad del País Vasco, donde imparte clases de lo que más sabe y quiere: la radio. Sobre las tertulias, ha investigado cuatro años. El resultado, un libro, Tertulias: mentideros y programas de radio, recién publicado. Pregunta. En su libro dice que las tertulias han puesto patas arriba el mercado informativo. Respuesta. Comenzaron siendo un pequeño adorno, un anexo al programa informativo, pero con el tiempo se han convetido en el eje que articula todo el informativo. Poco tienen que ver con la cultura periodística y mucho más con el gracejo propio de las tertulias. P. ¿Tienen valor informativo o son un espectáculo? R. Desnaturalizan los programas informativos. La tesis del libro es que no son tertulias porque carecen de su elemento: no son una reunión de amigos, sino de profesionales contratados para obtener los mejores beneficios económicos y la mayor influencia social y política. Y tampoco son informativos porque promueven la ligereza y la irresponsabilidad. No hay contraste de datos, sino absoluta ligereza. P. ¿Por qué cree que tienen tanto éxito? R. Porque son un chollo. En estos tiempos de confusión y de tanto bombardeo de noticias, en los que uno no se aclara muy bien, resulta que de una manera sencilla y sin hacer gran esfuerzo, incluso a veces de manera ingeniosa, uno está al cabo de la calle. Se lo cuentan todo muy clarito. Lo malo es que tanta claridad es propio de la propaganda y convierte la realidad en una burda caricatura de sí misma. Además, la gente se identifica con esa aparente sinceridad, esa improvisación constante, que generan una sensación de verdad muy superior a otros planteamientos más convencionales. P. ¿Confían los oyentes? R. Mantienen una relación de fidelidad extraordinaria. Se crea un vínculo de amistad que algunos oyentes convierten incluso en adicción. P. ¿Quizá a nombres concretos más que a programas? R. Efectivamente, pero a nombres que forman parte de un equipo, de una emisora. Es un seguimiento muy similar al que una hinchada hace de su propio equipo. Es un vínculo emocional. Con todo esto, vemos que los informativos se reducen a la mínima expresión; la información contrastada cada vez es menor y la opinión improvisada e intencionada es cada vez mayor. P. ¿Qué futuro les augura? R. Yo creo que no tienen fecha de caducidad. La pondrá el público en la medida en que se vayan desprestigiando. En Euskadi, hay un clima de malestar porque somos constantemente objeto prioritario de la ligereza y perversidad que caracteriza a las tertulias. En un momento como el actual, en el que tratamos de civilizar nuestra convivencia, flaco favor nos hacen con su agitación y enquistamiento.

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