El ejemplo alemán
"Cuando los alemanes deciden apostar por una industria, conviene imitarles". Esta opinión es de Antonio de Lara, director general de Made, una empresa filial de Endesa especializada en aerogeneradores. Alemania es el gran líder en energía eólica: diseñan los parques con cuidado para no tener problemas con los grupos ecologistas locales, pagan una prima de unas 20 pesetas por el kilovatio de eólica transferido a la red -aquí ese precio es de 11 pesetas- y hay empresas interesadas en seguir avanzando. La imitación, según De Lara, no va nada mal en España. Asegura que éste "es el país que más está invirtiendo en eólica" tras destacar que "aquí hace más viento que en Alemania". La capacidad instalada no llega este año a los mil megavatios pero, según sus proyecciones, se alcanzarán los 8.300 en el 2010. Este empresario mantiene que la eólica tiene una clara ventaja sobre la energía hidráulica, la que más esfuerzos ha concentrado desde la fiebre de pantanos del franquismo: en España hay rachas de sequías enfrentadas a años lluviosos, mientras que el viento es más regular. La consultora BTM Consulting APS pronostica que en Europa se pasará de los 4.794 megawatios ahora instalados a unos 12.500 en el 2002, casi el triple en sólo tres años. Este aumento obedece, según esta consultora, a motivos medioambientales, pero en otras zonas del planeta, como China o el norte de África, también hay apuestas por la eólica como generador de energía a falta de una red aceptable de suministro eléctrico. Efecto invernadero El motivo medioambiental que anima a Europa se llama calentamiento global por el efecto invernadero producido por un exceso de emisiones de gases, principalmente CO2 y metano; un exceso que tiene como protagonistas a los combustibles fósiles, que representan alrededor del 80% de la energía consumida en el mundo. Aunque en la cumbre de Buenos Aires, el pasado noviembre, no se haya llegado a ningún compromiso estricto, en Kioto se acordó una reducción del 5,2% para las emisiones de dióxido de carbono en el 2010. En España, esas emisiones de CO2 serán en el 2000 de 258 millones de toneladas. Alemania, ese ejemplo a seguir en energía eólica, también avanza a zancadas en la solar, pero en esto la imitación no es tan entusiasta. En Alemania hay ayudas para la mejora y abaratamiento de los paneles fotovoltaicos y un plan para instalarlos en mil tejados. Aquí los esfuerzos se concentran en la térmica por la baja eficiencia de otros combustibles para producir calor. Made, como primera empresa española en renovables con tecnología hispana, se está especializando en paneles solares para secaderos agrícolas. "Secar tabaco o madera es muy caro", comenta De Lara. Con todo, y como muestra del peso de la solar, sólo 100 millones de pesetas los 13.400 millones que factura esta filial de Endesa corresponden a su producción de paneles solares.
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