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De Tolosa al fin del mundo

Su vida es el paradigma de la libertad asociada al viaje. Cuando hace ya un par de décadas decidió romper con los esquemas habituales entre los chavales de su Tolosa natal y dedicarse a "vivir la vida" acababa de comenzar un largo periplo que le ha llevado a realizar un gran número de travesías. Josu Iztueta (Tolosa, 1957) ha cubierto además cerca de medio millón de kilómetros al frente de La Nairobitarra, un camión de mudanzas comprado en un desguace y rehabilitado como vivienda rodante en compañía de un par de amigos. Iztueta se autodefine en la frase por él acuñada: "No nací para viajar, nací para vivir; luego la vida me ha permitido viajar y el viaje me ha llevado a apreciar la vida". Una vida cuya última ruta le ha situado en el paralelo 60 en el que remando sobre un frágil kayak ha unido las tres capitales escandinavas en compañía de otros tres aventureros vascos. "Se trataba de la segunda parte de un proyecto en tres actos denominado Iru pausu-Iru norabide, Tres pasos-Tres objetivos. Después de recorrer cerca de 2.000 kilómetros desde Oslo hasta el Cabo Norte en el que todo salió a las mil maravillas, nos animamos pronto a cubrir remando otra distancia similar uniendo esta vez Helsinki, Estocolmo y Oslo", recuerda Iztueta a quien le resta ahora únicamente el tercer y definitivo paso, el recorrido completo de Patagonia, desde la península Valdés (Argentina) hasta Valparaiso (Chile). Eso tendrá lugar en julio, pero antes habrá que poner en marcha otros proyectos, alguno de los cuales aún deberán ser definidos. Entre ellos, decidir qué hará con la conocida nairobitarra, que en la actualidad permanece aparcada en la localidad chilena de Arica. Con ella, Josu Iztueta ha cubierto en compañía de amigos más de 100.000 kilómetros por Africa, 300.000 por Europa y otros 100.000 por el continente americano. Camiones de mudanzas "Con 18 años compramos un Gordini viejo, luego una furgoneta y de ahí poco a poco hasta que, en un viaje a dedo a Londres, conocí los Top-deck. Eran autobuses que hacían rutas de aventura, casi siempre hacia Asia, a los que podías subirte pagando una módica cantidad", rememora Iztueta para explicar el nacimiento de la idea. "Decidimos hacer algo parecido. Para ello compramos un par de camiones de mudanzas en un desguace. Utilizando uno para piezas, logramos poner en marcha después de más de cinco meses de trabajo el autobús con el que se hizo el viaje inaugural a Nairobi (Kenia) del que tomó nombre como si realizara esa línea. Nunca más ha vuelto pero el nombre es ya inamovible". Una década después de ese primer viaje, había que innovar las rutas. "Para ello, montamos el autobús en un barco y lo mandamos a Canadá. Hasta ahora sigue en América", apunta Itzueta, al tiempo que presenta un proyecto para devolverlo a Tolosa. "La idea es regresar vía Australia y Asia para aparcar el vehículo donde nació. Sería bonito dedicarlo a un uso divulgativo. Desde luego disponemos de una enorme cantidad de material que me gustaría compartir." Josu Iztueta tiene bien claro su condición de privilegiado, al tiempo que se reconoce como un hombre feliz que no viaja para huir de nada. "A los 18 años ya había trabajado de casi todo. Rápidamente me dí cuenta de que ese no era el plan ideal. Vivir para trabajar es demasiado duro, al revés mucho más llevadero. La clave estaría en no necesitar mucho, lo ideal es una vida austera", destaca Iztueta al tiempo que reconoce lo difícil que resulta a veces esperar que llegue el próximo ingreso. Precisamente por todo ello no rehuye esa parte que gusta tan poco a los viajeros. Ofrecer su versión de lo vivido a todo aquel que lo solicite. "Lo entiendo como el pago por disfrutar casi permanentemente de lo que muchos tan solo catan en vacaciones", analiza este tolosarra que se reafirma en la decisión tomada hace ya dos décadas. Mientras decide su próximo destino, Josu Iztueta se dedica a contar su vida en conferencias que no siempre conllevan un pago salvador, menos mal que disfruta de esa inseguridad basándose en aquello de "estar a gusto con lo que hay, vale más que cobrar por algo que se hace a disgusto".

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