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Aznar rechaza que se mezcle el proceso de paz y la situación de los presos por el GAL

El presidente del Gobierno echa un jarro de agua fría sobre las "pretensiones" del PSOE

Javier Casqueiro

José María Aznar echó ayer un jarro de agua fría sobre las exigencias planteadas por los máximos dirigentes del PSOE en los últimos días que requerían un indulto inminente para José Barrionuevo y Rafael Vera. El presidente del Gobierno advirtió que en el proceso de paz abierto para el País Vasco será "sensible a los argumentos pero no a las presiones". Y subrayó mucho su promesa de un gran esfuerzo para lograr el final de la violencia para precisar justo a continuación que "las pretensiones de otros no tienen nada que ver ni con los deseos de paz ni de nosotros ni de la sociedad española".

Aznar se desplazó ayer a Aranjuez para participar por sexto año en la tradicional "cena navideña" del PP de Madrid, que en esta ocasión se festejó a la hora del almuerzo y tuvo su desarrollo "familiar" con numerosas actividades infantiles en el pabellón de Cristal de la Casa de Campo. Ante ese auditorio entregado, el presidente del Gobierno completó con algunos mensajes la declaración del día anterior en La Moncloa sobre los últimos acontecimientos del proceso de paz abierto tras la tregua anunciada por ETA el 16 de septiembre.Aznar empezó por reafirmar la valía de la Constitución, "un instrumento fundamental, que tal y como está ahora tiene que seguir siendo un marco de convivencia para los españoles". Ese primer apunte de optimismo ante el futuro por la vigencia de la Carta Magna le sirvió para hablar de la oportunidad de paz en el País Vasco.

Aznar reiteró que afronta ese reto "con toda determinación y máximo empeño", aunque avisó que el éxito de esa empresa no depende solo de su voluntad. Recordó "a los que han perturbado esa paz que tienen que dejar la violencia definitivamente", que no pagará un "precio político" por ese objetivo y que no aceptará ningún tipo de acto violento, "que antes consistían en quitarles la vida a unas personas y hoy en hacérsela imposible". El líder del PP apostó por poner todo de su parte para construir la paz pero sin olvidarse jamás "de los que se han quedado en el camino", en alusión a los ediles del PP y otras víctimas de ETA.

Fue en ese contexto en el que Aznar aventuró que su voluntad de paz no la va a torcer "ninguna presión ni muchas presiones". Afirmó que se equivocan los que piensan lo contrario. Y sentenció con una advertencia que revistió de confesión personal: "Yo puedo ser sensible a los argumentos pero no soy en absoluto sensible a las presiones". Esa idea, ligada a las complejas negociaciones en Euskadi, la enlazó indirectamente a la reivindicación que plantea el PSOE para que firme antes del miércoles un indulto para José Barrionuevo y Rafael Vera. Aznar anunció así que el Gobierno hará "lo que tiene que hacer para conseguir la paz, pero nada más y nada menos que eso, la paz. Y las pretensiones de otros no tienen nada que ver ni con los deseos de paz, ni con nosotros, ni con la sociedad española".

Aznar no se olvidó ayer, al final, del inminente congreso del PP. El presidente quiere que su partido se renueve porque está convencido de que gobernará por muchos años, incluso varias legislaturas del siglo XXI. El presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, aspirante al cargo en futuros mandatos, aprovechó el acto para piropear a Aznar: "A pesar de las novelas y fabulaciones que puedas leer, mi gobierno está profundamente satisfecho y agradecido con el de la nación".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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