Agoniza la coalición de Gobierno
El jefe del Gobierno israelí, Benjamín Netanyahu, está sentenciado a muerte,políticamente hablando. La política de alianzas de los partidos conservadores (Likud, Partido Nacional Religioso, Shas , Guesher, Moledet, Judaísmo de la Torah y Partido de la Inmigración) que en junio de 1996 llegaron al Ejecutivo poniendo fin al Gabiente laborista, agoniza. El proyecto de un proceso de paz moderado, que sirviera de freno a los sueños "radicales" pacifistas del Partido Laborista, se ha convertido en inviable. Las causas de la muerte de la alianza conservadora capitaneada por Netanyahu hay que buscarlas en la fragilidad númerica de la coalición, en las contradicciones del propio pacto, en la perdida de algunos de los aliados claves de la liga (Guesher y Moledet) durante los más de dos años de mandato... Pero la razón fundamental es el embate arrollador de los partidarios del proceso de paz, que reclaman el fin de ese Gobierno.Benjamín Netanyahu se encontraba sentenciado de muerte desde el pasado verano, cuando los partidos de la oposición (Meretz y laborista) defensores a ultranza del proceso de paz lograron que el Parlamento aprobara una proposición de ley en la que se reclamaba la disolución del Gobierno y la convocatoria de las elecciones anticipadas.
El apoyo que esta iniciativa tuvo por parte de algunos sectores radicales ultraortodoxos (cinco votos) que decidieron apoyar la caída de Netanyahu antes que continuar en el juego del proceso de paz fue la clave providencial que permitió al frente pacifista hacer tambalear a Netanyahu, quien desde entonces no ha hecho más que maniobrar con la esperanza de mantenerse en el poder.
Los juegos y estratagemas políticas con los que el primer ministro ha prolongado durante meses su permanencia en el poder hubiera podido continuar indefinidamente, hasta el final de la legislatura en el año 2000, a no ser por la visita de Bill Clinton, que ha puesto la coalición al desnudo y ha demostrado a todo Israel que Netanyahu no desea la paz.
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