Tercer naufragio de un pesquero gallego en el Gran Sol en mes y medio
La flota gallega que faena en los caladeros del Gran Sol, entre Irlanda y Gran Bretaña, está viviendo un invierno lleno de sobresaltos. El buque Seadog, de bandera británica y propiedad gallega, se hundió ayer por la mañana en el tercer naufragio que se produce en estas peligrosas aguas durante el último mes y medio. Los 18 tripulantes de la embarcación, siete gallegos y once portugueses, fueron rescatados con vida.
Portavoces del sector pesquero creen que esta racha no es "una simple casualidad" y aseguran que las condiciones de seguridad de los barcos que faenan al norte del Cantábrico, un área azotada por fuertes temporales, son muy precarias.El más grave de los accidentes de este invierno se produjo el 2 de noviembre, cuando se hundió el barco Pescalanza, con base en Marín (Pontevedra), y seis de sus doce marineros murieron ahogados.
Los 17 tripulantes del Seadog tuvieron más tiempo para reaccionar. Una fuerte embestida del mar abrió una vía de agua en su casco a las dos de la madrugada. El buque se quedó sin máquina y, pese a todos los intentos, se fue escorando gradualmente y a las diez de la mañana terminó hundiéndose. Los marineros se pusieron a salvo en botes y fueron rescatados por el Capricho, otro pesquero coruñés.
José Manuel Muñiz, presidente de la Asociación Española de Titulados Náutico Pesqueros (Aetinape), declaró que esta sucesión de accidentes no es "fruto del azar", sino de las "deficientes condiciones de seguridad e higiene de unos buques muy viejos que faenan en unas de las aguas más peligrosas del mundo". "En la inmensa mayoría de los casos", añadió, "se trata de barcos de hasta 20 años de antigüedad, a los que se realizan reformas que a veces empeoran su estabilidad".
Para acceder al cupo de licencias de pesca comunitarias que corresponde al Reino Unido, muchos armadores gallegos han comprado en los últimos años buques que mantienen la bandera británica aunque descargan sus capturas en puertos españoles. Ése era el caso de los tres naufragados.
Al ser barcos que, oficialmente, pertenecen al Reino Unido, pero que en la práctica operan desde España, "no están ni un sitio ni en el otro", apuntó Muñiz, lo que dificulta la inspección. El presidente de Aetinape pidió al Gobierno que negocie ante la UE medidas de alcance supranacional para que no se pase por alto la revisión de las condiciones de seguridad. Pero a veces son los propios marineros los que descuidan su protección, como ocurrió con las tres personas que murieron ahogadas el martes en Arteixo, cerca de A Coruña, al volcar su chalana (una lancha de pequeñas dimensiones) a causa de un golpe de mar. De los tres, que no eran pescadores profesionales, sólo uno sabía nadar y ninguno llevaba chaleco salvavidas. Vecinos del lugar de Sorrizo (Arteixo), de donde eran naturales las tres víctimas, de 28, 56 y 63 años, relataron ayer que éstas ya habían hecho en otras oportunidades alarde de su temeridad.
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