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Los anuncios que cubren fachadas podrán colocarse sólo por tres meses

Antonio Jiménez Barca

Las lonas con publicidad que envuelven fachadas enteras sólo podrán estar expuestas en las calles tres meses como mucho. El Ayuntamiento aprobará en el próximo pleno la modificación de la ordenanza que regula este asunto, que ahora permite un tiempo ilimitado. Asimismo, la lona sólo podrá albergar un anuncio, como máximo, en el 40% de su superficie.El concejal de Obras, Enrique Villoria, del PP, ya avisó hace meses a las comunidades de vecinos que, para ganar dinero con la publicidad, alargan artificialmente las obras de rehabilitación de una fachada. La amenaza se ha cumplido: el texto definitivo de la ordenanza se examinará mañana en la comisión municipal de Obras y será aprobado en el pleno municipal del próximo miércoles. Entrará en vigor cuando sea publicada en el Boletín Oficial de la Comunidad, a principios de enero.

Razón estética

La razón de la medida es estética. Más concretamente: "Para no distorsionar el paisaje urbano", según dice la propia ordenanza. Eso sí: si la obra dura más de tres meses, los propietarios del edificio podrán solicitar una prórroga. Pero será necesario "aportar los documentos que justifiquen la absoluta necesidad" de esta solicitud.Un anuncio gigante en un inmueble céntrico puede reportar a los dueños del edificio cerca de dos millones de pesetas al mes. Villoria, cuando anunció, en septiembre, el propósito de modificar la norma urbanística, aseguró que el Ayuntamiento "no estaba en contra de que los propietarios buscaran fuentes de financiación para arreglar las fachadas". Ahora bien, intentará evitar "esta fea sensación de ver la ciudad llena de anuncios".

El concejal de Obras añadió que permitir la publicidad sólo en el 40% de la superficie de la lona "no va a significar que los vecinos cobren menos dinero". En el espacio sobrante, según aventuró Villoria, se podrán colocar "paisajes, reproducciones de cuadros o la réplica de la fachada".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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