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Tres de cada cuatro jóvenes de bajo nivel socioeconómico no terminan la secundaria

La escolarización no implica aún la igualdad de oportunidades, según un estudio

La escolarización generalizada ha reducido las desigualdades sociales, pero no ha conseguido que todos los jóvenes tengan las mismas oportunidades. El nivel socioeconómico de las familias y formativo de los padres condiciona que los alumnos terminen o no la enseñanza secundaria. Según los datos de 1996, sólo acabaron la enseñanza equivalente al actual bachillerato o FP de grado medio uno de cada cuatro alumnos (26%) de bajo nivel socioeconómico, frente al 89% de los que tienen un buen nivel. Estos datos proceden del estudio Igualdad de oportunidades educativas, realizado en 1997 por la profesora titular de Economía de la Educación de la Universidad Carlos III de Madrid, María Jesús San Segundo, y publicado en 1998 en la revista Ekonomiaz, del Gobierno vasco.Entre los jóvenes españoles de origen social bajo que acaban los estudios secundarios, el 48% va a la Universidad. La educación de los padres tiene mucho que ver con el éxito o fracaso de los niños en la escuela.

El informe indica que entre los estudiantes con padres que tienen estudios superiores, el 72% va a la Universidad, mientras que sólo lo hace el 49% de los hijos de padres con estudios secundarios y el 27% de los de estudios primarios.

En 1996 había casi medio millón de jóvenes con padres analfabetos o sin estudios, mientras que había 329.000 que procedían de familias con estudios superiores, y 317.000, con estudios secundarios.

La profesora hace también una comparación entre los alumnos de las diversas provincias españolas. Se observa, por ejemplo, que en Cádiz, el 35% de los jóvenes no ha alcanzado el graduado escolar, frente solamente al 10% de la población joven de Guipúzcoa. Destaca, además, que las 12 provincias con peores resultados pertenecen a regiones del sur y que el nivel de renta no explica bien estas diferencias, si se toma como referencia la clasificación entre más y menos desarrolladas de la Unión Europea: algunas provincias del norte destacadas por sus resultados educativos pertenecen a regiones consideradas por la UE como poco desarrolladas, mientras que las de otras consideradas ricas, como Cataluña o Baleares, no aparecen como las que tienen mejores resultados educativos.

El estudio aborda dos puntos de vista para averiguar si se ha logrado la igualdad de oportunidades entre los jóvenes en la última década. Por una lado, se tiene en cuenta la política de becas y, por otro, las tasas de escolarización y de graduación de los diferentes tipos de alumnos. Entre las conclusiones figura que en España "persisten importantes desigualdades educativas" asociadas a la zona de residencia, así como al origen socioeconómico familiar y que la educación de los padres afecta de manera relevante a la demanda de educación de los hijos.

Para solucionar estos problemas serían necesarias "reformas en las políticas de financiación que faciliten el acceso a la educación superior de los jóvenes con menores niveles de renta", añade el informe. Sin embargo, matiza que los programas de becas y préstamos no pueden resolver totalmente el problema, ya que la principal fuente de desigualdad se encuentra en los niveles educativos previos.

La autora del trabajo hace una recomendación: "Prestar más atención a los factores que condicionan el éxito y el fracaso de los alumnos en los niveles educativos primario y secundario para alcanzar una verdadera igualdad de oportunidades".

Evaluaciones necesarias

Otro aspecto en el que hace hincapié San Segundo es en la necesidad de realizar evaluaciones de los centros: "Es necesario evaluar todos los centros, en recursos y en resultados, para poder diseñar políticas que mejoren la calidad de la enseñanza, y para ofrecer a los padres un derecho de elección de centro que pueda estar basado en información relevante sobre el tipo de enseñanza que de verdad se va a ofrecer a sus hijos".Respecto a la evolución de la política de becas universitarias en España, el informe resalta que el presupuesto total se ha multiplicado por 20 entre 1983 y 1996. El número de alumnos se ha duplicado en este periodo, y el porcentaje de becarios ha pasado del 10% al 19%. La cuantía media de las becas también se ha incrementado, de 45.000 pesetas en 1983 a 220.000 en 1996. Pero San Segundo señala que, a pesar de ese aumento, la cuantía de las becas sigue siendo reducida. Pone el ejemplo de las destinadas a los universitarios: en 1994 obtuvieron la exención de la matrícula el 24% de los becarios, el 29% recibió una ayuda por residencia fuera del domicilio familiar y otro 23% por desplazamiento. Sólo el 12% accedió a una beca por nivel de renta reducido.

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