El ministro alemán Fischer niega que España sea un país pobre en la UE
Pese a la tregua pactada en la cumbre del último fin de semana, el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Joschka Fischer, volvió a calentar ayer la polémica sobre la financiación de la Unión Europea (UE) en el periodo 2000-2006. "Yo no diría nunca que España es un país pobre, sino que estamos en una fase de desarrollo diferente", afirmó el inminente presidente de la Unión, al detallar en Bruselas su programa de trabajo para el primer semestre del año próximo.
Fischer contestó así cuando se le reprodujo la frase que pronunció en Viena el secretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores español, Ramón de Miguel, refiriéndose a los países ricos contribuyentes netos de la Unión: "Algunos quieren actuar como Robin Hood, pero al revés, quitar el dinero a los pobres para dárselo a los ricos". Fischer continuó replicando, en tono irónico: "Alemania no es Robin Hood y la Unión Europea no es el bosque de Nottingham, y además, ¿quién es el príncipe Juan de esta historia?".En tono más serio, el ministro verde recordó que Alemania es un contribuyente neto "y continuará siéndolo, pero el desequilibrio debe reducirse". El programa de la presidencia recuerda que Bonn "trabajará con especial empeño en solucionar el problema de las altas cargas netas de algunos Estados miembros", en referencia al llamado desequilibrio presupuestario de Alemania, Suecia, Austria y Holanda. Pues bien, tal es la prioridad, que el ministro la reiteró media docena de veces a lo largo de una conferencia de prensa.
Fischer alabó los progresos de los países de la cohesión. "Han sido un éxito", galanteó, "y no queremos parar las políticas comunitarias que posibilitan ese éxito", pero ahora se les debe "imponer un límite", pues los recursos son escasos y la prioridad es la ampliación al Este. El límite -que no quiso cifrar- se traduce para él en que los sureños deben "contribuir proporcionalmente a su capacidad" y los norteños "deben ver que su parte es equilibrada". Eso sí, todo hay que pactarlo con espíritu de compromiso.
Para lograr esos objetivos, Fischer sostuvo que deben discutirse todas las propuestas, entre ellas la continuidad del Fondo de Cohesión, pero también la cofinanciación desde las arcas nacionales de la Política Agrícola Común, la reducción del gasto global o la supresión del porcentaje del IVA como recurso propio de la Unión y su sustitución por porcentaje sobre el producto interior bruto (PIB).
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