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LA LIDIA: MÉXICO

Oreja escamoteada a José Tomás

De esta tarde recordaremos la oreja escamoteada a José Tomás que merecía por su pundonoroso y meritorio trasteo al peligroso Bienvenido, la barrida del bravo y noble Mascarito a Fernando Ochoa, el vaivén de estilo de torear del Zotoluco, la decepción del descastado encierro de Xajay, y, sobre todo, que la afición no se interesó por el cartel más atractivo de la temporada y dejó de llenar la plaza. José Tomás, ante el segundo, un animal que era un catálogo de vicios de un toro de lidia, mostró su honestidad y la forma cómo una figura debe arrimarse, sin importarle las dificultades del astado. Acabó pudiéndole a un oponente que constantemente lo buscaba, se revolvía y se colaba por ambos lados. Concluyó su dramático muleteo con dos colosales series de naturales de gran pureza y una escalofriante tanda de heroicas manoletinas. A pesar de la petición del público, el juez de plaza, Jesús Dávila, no le otorgó el trofeo. El diestro de Galapagar le enjaretó ajustadas chicuelinas al áspero quinto, y otra vez con admirable quietud trató de cumplir ante un adversario que tiraba hachazos a diestra y siniestra. Al final del trasteo se lució en una serie de redondos.Lástima de la bravura de Mascarito, corrido en sexto lugar, pues Fernando Ochoa no pudo con él; el animal repetía con ahínco incansable, el tipo de ejemplar que encumbra o borra toreros, y a Ochoa lo borró.

Xajay / Zotoluco, Tomás, Ochoa

Toros de Xajay (regalo del sobrero), buenos mozos -salvo el 7º- y débiles; broncos, pitados en el arrastre por violentos 2º, 4º y 5º; el 6º mereció arrastre lento por su calidad.Zotoluco: pinchazo y estocada caída (ovación y saludos); pinchazo, metisaca y media (silencio); estocada honda (palmas). José Tomás: media poco tendida (petición y vuelta al ruedo); metisaca, dos pinchazos y estocada desprendida (palmas). Fernando Ochoa: pinchazo -aviso- y estocada desprendida (silencio); pinchazo, estocada baja y otra caída (pitos). Monumental Plaza México, 13 de diciembre, sexta corrida de la temporada grande 98-99, más de media entrada.

Con lentas verónicas saludó el Zotoluco al que abrió plaza, aplaudido al salir por su trapío y en el arrastre por su claro y fijo recorrido. Obligó al burel a humillar y con clase le engarzó redondos y naturales en varias series que emocionaron a los tendidos, pero por la mala colocación del acero perdió el trofeo.

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