Un barrio sin fronteras
Los colectivos sociales de Lavapiés reivindican en la calle la igualdad de los inmigrantes
Los inmigrantes no necesitan tener los papeles en regla para vivir en Lavapiés. Al menos ése es el objetivo que se marcaron ayer de forma simbólica las asociaciones del barrio. Durante tres horas, los paseantes acudieron a un pasacalles en el que participaron los inmigrantes y los responsables de los colectivos bajo el lema "Papeles para todos y todas, ningún ser humano es ilegal".El paseo de protesta comenzó al mediodía frente a la sala Olimpia, en la plaza de Lavapiés, y recorrió las plazas y calles más importantes del barrio. Los convocantes representaron nueve escenas con las que quisieron demostrar las dificultades con que se encuentran los inmigrantes para conseguir los permisos de residencia.
"Lavapiés debe convertirse en el primer lugar abierto a cualquier ser humano. No hay más que ver el ambiente del barrio para ver que es intercultural", comentó Roberto López, de la Asociación Pro Derechos Humanos, una de las organizadoras del acto. De hecho, en Lavapiés vive gran cantidad de extranjeros. Muchos de ellos residen en infraviviendas del barrio, en lo que los urbanistas califican chabolismo vertical.
Algunos organizadores se convirtieron en improvisados hombres anuncio. En sus pechos y espaldas llevaban, aumentados, los impresos con los que se accede al permiso de residencia. Entre ellos están los contratos de trabajo o el pago de los alquileres de viviendas. "A pesar de que todos somos personas, algunos necesitamos cumplir todos estos requisitos para ser legales fuera de nuestros países", comentó uno de los inmigrantes que participaron en la revista.
El momento estrella de la mañana llegó con la colocación de una aduana ficticia en la calle de Embajadores. Cuatro participantes disfrazados de guardias civiles pedían los carnés de identidad y los pasaportes a los transeúntes. Sólo dejaban pasar a los legales. Al final, los concentrados arrollaron la frontera y quemaron los postes. Los agentes del orden recibieron el mensaje y se quitaron los uniformes. "Nos hemos cargado las barreras entre los países y ahora, como en Lavapiés, puede pasar todo el que quiera", gritó uno de los organizadores.
El final llegó en la plaza de Tirso de Molina. Los colectivos leyeron allí la carta abierta a la solidaridad del escritor José Saramago. En ella se defiende que ninguna persona puede ser excluida por carecer de papeles. "La identidad de una persona no es el nombre que tiene desde que nace. Su identidad se la da el ser humano y el hecho de que lo identifiquen como tal. Negarle tal condición es como retirarle de la vida". Palabra de premio Nobel.
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