Ojú qué frío
DE PASADANo sé si es nuevo periodismo o ganas de incordiar, pero hay un poema de José Hierro donde viene un número de teléfono. El poema se llama Don Antonio Machado tacha en su agenda un número de teléfono. Viene el número y la voz de un emisor desesperado. "¿Está Guiomar?". "¿Está Leonor?". Anoche marqué ese número poético y detrás había un interlocutor real. El nuevo periodismo, o las ganas de incordiar, traspasaron el Estrecho de Gibraltar con una facilidad de la que no disfrutan los usuarios de las pateras. El titular del número que por designio de José Hierro tachó don Antonio Machado de su agenda es un comerciante de 23 años que se llama Karim y vive en Melilla. No ha leído nada de Hierro, algo de Machado. Sabe Karim que el Melilla está a un punto del líder después de ganar en Écija. Y apunta, o dice que apunta, el título del libro de Hierro en el que aparece su número de teléfono. Se titula Agenda y en sus páginas el poeta hace de jíbaro de sí mismo. "Rocinante era real y esto es un sueño". Hay quien leerá el verso como un presagio del Cervantes, que también conoció presidio. Hierro lo padeció en el penal del Dueso y lo contó en el libro Quinta del 42. En la sevillana plaza de San Andrés, homenaje de la ciudad a Le Corbusier, el poeta agarró del árbol una naranja amarga, la exprimió sobre un vaso de vodka y bautizó el resultado cóctel del 27. Alguien de la KGB, si todavía existe, debería procurar que la receta no llegara a Boris Yeltsin. El Nobel viajó a Lanzarote; el Cervantes, a Hierro. Que se preparen en Fuerteventura. Nada tiene de extraño el título de estos Cuadernos de Crítica de la Cultura: Archipiélago, que van por el número 33. Incluyen una proclama de Agustín García Calvo titulada ¡No se lave tanto! Verá qué bien. "El pretexto principal que se manejó para llegar a esta bárbara invasión fue el de la Higiene, una peste del mundo que el Desarrollo le debe a la inciativa de las damas británicas de hace siglo y medio, no a las altas aristocráticas inglesas, que ésas probablemente se lavaban igual de poco que las de otros sitios". Un consuelo profiláctico para calendas de sequía. El Hierro (Fe en las fórmulas químicas) mueve montañas. El poeta atravesó los Picos de Europa y acuñó su verso más celebrado: "Ojú qué frío... Los andaluces". Un frío poético que ayer se hizo tan real como ese teléfono poético que anoche colgaba Karim. Ganas de incordiar. FRANCISCO CORREAL
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