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Entrevista:

TOTI MARTÍNEZ DE LEZEA ESCRITORA "Aquí no hubo tanta animosidad contra los judíos como en el sur"

A Toti Martínez de Lezea (Vitoria, 1949) no se le puede encasillar en una única disciplina. Domina la traducción, con el mismo rigor con que conoce el teatro vasco o escribe guiones para programas educativos de televisión. Su versatilidad, su actividad polifacética, también le ha llevado hasta la literatura. Esta militante activa de la cultura vasca ha presentado en la Feria de Durango La calle de la judería, una novela histórica sobre una familia judío-conversa del siglo XV, que ha publicado la editorial Ttarttalo. La calle de la judería, mezcla realidad y ficción, en una historia que reivindica el valor de la diferencia y la tolerancia. "Es una novela de amores, odios y venganzas, una historia humana". Está recreada a partir de hechos y personajes reales, "que una vez hollaron las calles del Casco Viejo de Vitoria", afirma la autora. Martínez de Lezea se detiene en la biografía de la familia Sánchez de Bilbao, que habitó la llanada Casa del Cordón, convertida hoy en sala de exposiciones. Sus dependencias tuvieron como huéspedes de excepción a los Reyes Católicos. Fue también en este palacio donde el cardenal Adriano de Utrech conoció su nombramiento como papa. Allí vivieron los personajes de La calle de la Judería, "agnósticos y escépticos", según la escritora alavesa. "No creen en reglas ni leyes, sólo en el ser humano y se adaptan como pueden a la situación que viven. "A los judíos", dice, "se les despreciaba por ser judíos, asesinos de Cristo, pero a quienes realmente se temía era a los conversos. Ellos podían ocupar puestos en el gobierno, en la universidad y casarse con cristianos". A partir de las biografías de tres generaciones de esta familia va descubriendo el modo de vida de los judíos, sus problemas, sus inquietudes; una parte poco conocida de la historia del País Vasco, que destroza falsos estereotipos sobre esta comunidad. "He querido demostrar que fueron unas gentes que vivieron con nosotros 300 años. No eran extranjeros: hablaban euskera, castellano y hebreo y estaban integrados en la comunidad". Tan sólo les separaba la religión y su determinación por conservar su cultura. La labor de documentación que ha tenido que realizar le permite afirmar que "en el norte no hubo tanta animosidad de la comunidad cristiana contra la judía como en Extremadura, Andalucía o Toledo. Aquí se aguantaban, y se aguantaban bien", precisa. Esta aproximación a la novela histórica no es esporádica. La autora alavesa ha escrito un libro sobre un contencioso entre Navarra y la orden de Cluny, que explica por qué la ruta de Santiago pasa por Burgos y no discurre por la costa. Son creaciones que parten de sus propias inquietudes. "Me gusta escribir lo que me gustaría leer". Le puede la curiosidad, el deseo por documentarse y conocer de cerca épocas que forman parte de la historia del País Vasco. Por eso acude a la novela histórica, convencida de que encierra la virtud de acercar al lector "a un momento determinado sin necesidad de meterte en un libro de historia". Estas publicaciones, reconoce la autora, "no tienen sustituto, pero no están al alcance de todo el mundo". Martínez de Lezea es una mujer polifacética. Desde su caserío de Larrabetxu ha diseñado mascotas para entidades como la Kutxa o el Deportivo alavés. Fundó el grupo de teatro Kukubiltxo y a lo largo de su carrera ha dirigido 40 programas de vídeo para el Departamento de Educación y libros sobre leyendas vascas y actividades teatrales. En esa militancia activa en favor de la cultura escribió Euskal Leyendak (Erein) y dirigió para ETB programas infantiles.

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